top of page

San Onofre (320-400)

Ermitaño, anacoreta 

Fiesta: 12 de junio

Si no lo hubiera encontrado el abad san Panufcio, ya moribundo, y no hubiera escrito su vida es seguro que no conoceríamos a este personaje originalísimo. Es un ermitaño, morador de una cueva del desierto egipcio de la Tebaida. Allí mismo donde la civilización faraónica había florecido siglos antes, ahora, en las primeras centurias del cristianismo, los monjes pueblan el despoblado y viven en solitario su intensa experiencia interior y espiritual.

A nuestra sociedad lo profundo le sabe a raro y los compromisos definitivos o las decisiones comprometedoras de por vida no están de moda. Onofre, sin embargo, nos ofrece un testimonio admirable de profundidad interior capaz de abarcar todo su paso por la tierra. Se dedicó a la oración y, después de orar, a dar buen consejo a quien se lo requería. ¿Nada más? Y... nada menos: dejar que el alma rebose amor de Dios para que otros puedan descubrirlo y amarlo; dejarse afectar desde el centro de la propia personalidad por la Gracia y contagiarla a otros como la gran curación, la gran salud, la gran salvación. Si en la Iglesia no existieran estos absolutos testimonios del Absoluto, todo sería aún más relativo de lo que es. Es un santo muy honrado y recordado hoy en día por los coptos, y venerado también por los católicos. Es conocido como uno de los Padres del yermo y su festividad se celebra el 12 de junio.

Al parecer San Onofre fue hijo de un rey egipciaco o abisinio y que vivió en el siglo IV. El diablo logró que su progenitor lo entregara a las llamas como prueba de si era o no hijo adulterino. Onofre, igual que el profeta Daniel, resultó ileso. Ya de niño entró en un convento de la Tebaida egipciaca (monjes que vivían en el desierto). De adulto abandonó el cenobio y marchó a vivir de ermitaño. La tradición relata que una luminaria le acompañó en el itinerario hacia lo que sería su ermita. Sólo comía dátiles y agua. Como vestimenta únicamente poseía sus propios cabellos y hojas de palma o hierbas del desierto entretejidas. Un ángel le daba pan a diario y los domingos también la comunión. Sobrevivió de esta forma durante 60 años. Pafnucio fue discípulo suyo y en una de sus visitas a los eremitas, lo encontró en un estado deplorable de salud con su cuerpo deformado, barba canosa y cabellos de gran longitud; le hizo compañía hasta que falleció a las pocas horas para, después, relatar cómo era este titán de la penitencia encarado con los pecados del orbe. Pafnucio puso por escrito la vida y obras de san Onofre.

Gracias, san Onofre, por liberarnos de relativismos estériles con tu testimonio.

Fuente: Archidiócesis de Madrid /Catholic.net

Onofre 1.jpg
Onofre 2.jpg
ABOUT US

I'm a paragraph. Click here to add your own text and edit me. I’m a great place for you to tell a story and let your users know a little more about you.

ADDRESS

123-456-7890

 

500 Terry Francois Street
San Francisco, CA 94158

 

info@mysite.com

SUBSCRIBE FOR EMAILS
  • Grey Facebook Icon
  • Grey Google+ Icon
  • Grey Instagram Icon

© 2023 by HARMONY. Proudly created with Wix.com

bottom of page