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San Dámaso, Papa XXXVII

Convoco el Concilio de Roma en el año 382 donde se definió el Canon Bíblico oficial

que es la Sagrada Biblia con sus 73 libros que conocemos hoy en la actualidad

Introdujo la oración de Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo

Fiesta: 11 de diciembre

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Martirologio Romano: San Dámaso I, papa de origen hispano, que en los difíciles tiempos en que vivió, reunió muchos sínodos para defender la fe de Nicea contra cismas y herejías, procuró que san Jerónimo tradujera al latín los libros sagrados y veneró piadosamente los sepulcros de los mártires, adornándolos con inscripciones. Este Pontífice se hizo famoso por haber redactado y hecho grabar los epitafios o lápidas en los sepulcros de muchos famosos mártires de las catacumbas de Roma. Su pontificado comprende desde el año 366 al 384. Fue diácono de la Iglesia de Roma durante el pontificado del Papa Liberio.

Durante su pontificado hubo una explosión de ritos, de oraciones, de predicaciones, con nuevas instituciones litúrgicas y catequéticas que alimentaron la vida cristiana. A la iniciativa de este Papa se deben los estudios para la revisión del texto de la Biblia y la nueva traducción al latín (llamada Vulgata) hecha por San Jerónimo, a quien San Dámaso escogió como secretario privado. En estos años la Iglesia había logrado una nueva dimensión religioso-social, convirtiéndose en un componente de la vida pública. Los obispos escribían, catequizaban, amonestaban y condenaban pública y libremente.

De familia española, el santo fue secretario de los Pontífices, San Liberio y San Félix, y al ser elegido Papa, en el año 366, hizo honor a su nombre, que significa "domador", porque tuvo que sofocar una sangrienta rebelión que se levantó en Roma contra él. Tuvo como Secretario al gran San Jerónimo, a quien le encargó que tradujera la S. Biblia al idioma popular, conocida con el nombre de "La Vulgata", y que fue empleada por la Iglesia Católica durante cerca de 15 siglos.

La tradición señala que el Papa San Dámaso fue el que introdujo en las oraciones de los católicos el "Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén". Durante todo su pontificado se preocupó por conseguir que los obispos de todas las naciones reconocieran al Sumo Pontífice de Roma como el obispo más importante del mundo.

Murió el 11 de diciembre del año 384 a la edad de 80 años. Fue sepultado en la tumba que él mismo se había preparado humildemente, alejado de las tumbas de los santos famosos de Roma. Después construyeron sobre su sepulcro la basílica llamada San Dámaso.

En la cripta de los Papas de las catacumbas de San Calixto, él añadió: “Aquí, yo, Dámaso, desearía fueran enterrados mis restos, pero temo turbar las piadosas cenizas de los mártires”. Fue enterrado en la tumba que él mismo se había preparado, humildemente alejada de las gloriosas cenizas de los mártires, sobre la vía Ardeatina. Más tarde sus restos mortales fueron trasladados a la iglesia de San Lorenzo.

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Instauración del Canon Bíblico

En el sínodo del 374, expidió un decreto en el cual se hizo un listado de los libros canónicos del Antiguo y Nuevo Testamento. Por ello, le pidió al historiador San Jerónimo de Estridón utilizar este canon y escribir una nueva traducción de la Biblia que incluyera un Antiguo Testamento de 46 libros y el Nuevo Testamento con sus 27 libro. San Jerónimo viajó entonces a oriente para hacer vida eremítica y volvió años después a Roma, pasando durante algún tiempo a ser su secretario particular.

Finalmente fue en el Concilio de Roma del año 382, comandado por el papa San Dámaso I, cuando la Iglesia Católica instituyó el Canon Bíblico con la lista del Nuevo Testamento de San Atanasio y los libros del Antiguo Testamento de la Versión de los LXX; ésta versión fue traducida del griego al latín por San Jerónimo por encargo del mismo papa San Dámaso I, que en la práctica sería la primera Biblia en el sentido concreto y pleno de la palabra. Dicho Canon se reafirma en el Concilio de Hipona en el año 393 y en el Concilio de Cartago en el año 397. Por eso la Santa Madre Iglesia Católica es la Madre de la Biblia, porque gracias a ella tenemos la Biblia, ella la formo y compilo bajo la Luz del Espíritu Santo.

Cuando Dámaso envió a San Jerónimo a realizar su revisión de las versiones hebreas más tempranas de la Biblia, éste realizó una traducción conocida como la Vulgata, que fue popularizada por estar escrita en latín. Esta versión fue aprobada por el Concilio de Trento en 1546, adoptada oficialmente en la liturgia y empleada por la Iglesia Católica durante cerca de quince siglos sustituyendo a la Vetus Latina y provocando que el latín se convirtiera en la lengua principal del culto.

Durante diez años, San Dámaso y San Jerónimo intercambiaron correspondencia, en la que se hicieron preguntas y cuestiones sobre distintos temas de índole religiosa y político-eclesiástica. Actualmente se conocen ocho cartas, seis de San Jerónimo a San Dámaso y dos de San Dámaso a San Jerónimo.

 

Que San Dámaso y su secretario San Jerónimo nos consigan del buen Dios la gracia de amar, meditar y hacer amar y meditar mucho la Sagrada Biblia. Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en un principio, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

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Fuente: ACI Prensa / Catholic.net / EWTN / Corazones.org / Comunión de Gracia / Asociación Bibliotecológica de Guatemala / Thomas J. Shahan (traducción de Félix Carbo), San Dámaso I, Papa, La Enciclopedia Católica

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