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REFLEXIONAR ANTES DE ACTUAR

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Queridos Hijos: Cuentan que una pareja de recién casados esperaba con ansias el regalo de un bebé. Pasaron los tres primeros años y parecía que su deseo de tener familia no iba a ser posible. Así que, de común acuerdo, optaron por comprar un perrito al cual llegaron a querer como parte importante del hogar.

El perrito creció y se convirtió en el centro de atención para aquel matrimonio, hasta que, por fin llegó el esperado bebé. Toda la familia parecía estar de fiesta, menos el amado perro que se le notaba celoso y triste porque el infante había tomado su lugar. Un día el niño dormía plácidamente en su cuna. El perro estaba echado cerca de ella y la joven pareja compartía con algunos familiares que habían venido a visitarlos.

Cuando el papá va a ver si todo estaba bien con su hijito, vio que el fiel perro salía jadeando de la habitación del bebé. El perro tenía la boca llena de espuma ligada con sangre. Inmediatamente, el hombre se dio cuenta que algo terrible había pasado: El perro, por celos, había matado a su niño.

Ciego por la ira, agarró la pistola que tenía guardada en una gaveta y, sin pensarlo dos veces, disparó al asesino una y otra vez. Fue entonces que escuchó el llorar del niño que se había sobresaltado por los disparos. Al entrar en la habitación vio que la criatura estaba perfectamente bien y cerca de él, una víbora muerta, cubierta de sangre. Se dio cuenta entonces de lo que había en realidad pasado: El perro arriesgando su vida, había matado la serpiente para salvar la vida del niño.

Hijos míos, aprendamos a reflexionar antes de actuar. De seguro, nos irá siempre bien. 

Por el Padre Pedro Nuñez

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