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MIGUEL TIÚ IMUL
Catequista de Sacapulas

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Nació el 5 de septiembre de 1941, en el Cantón La Montaña, Parraxtut, Sacapulas. Fue asesinado el 31 de octubre de 1991, en su mismo lugar de nacimiento.

Miguel vivió y trabajó en su propia aldea de la Montaña, donde desempeñó el cargo en dos ocasiones de directivo de la Acción Católica, y por muchos años realizó su trabajo pastoral como catequista. Mártir de la no violencia, decía que no se podía andar con la biblia en un brazo y el fusil en otro.

Fue un hombre de mucha oración, siempre tenía en sus labios una palabra o expresión de la biblia. Quería que todos conocieran la Palabra de Dios. Hombre humilde, respetuoso y muy cariñoso con su familia, responsable en su hogar y en su trabajo de Iglesia. Cuando comenzó a ser amenazado decía: “Si yo muero piensen que ustedes tienen que seguir la religión… No le tengan miedo a la muerte porque cuando uno dice la verdad, la gente dice que uno es malo… Si muero, muero como Jesús murió. Él no fue pecador y la gente le decía que era hombre malo… Y yo si soy pecador”.

En estas palabras percibimos al hombre humilde, pero al mismo tiempo decidido a seguir el camino emprendido; una vida que nos recuerda aquellas palabras de Jesús a sus discípulos que muchas veces debió leer y escuchar Miguel: “Dichosos los perseguidos por hacer la voluntad de Dios, porque de ellos es el Reino de los Cielos” (Mt. 5,10).

El miércoles 31 de octubre de 1991, Miguel regresó como a las 5:00 de la tarde de la plaza de Parraxtut, cantón la Montaña, ese día no fue como los otros, llegó muy preocupado y triste. Como a las 6:30 de la tarde tomó camino de nuevo para ir a cuidar la milpa, no había caminado ni una cuerda, cuando de repente, se escuchó un disparo. Su hija mayor, presintiendo lo peor, salió corriendo y lo encontró sobre el camino, ya agonizante. Ella se arrodilló ante su cuerpo y agarrándole la mano le gritaba llorando “¿Qué pasa papá?” En el silencio que se dibujaba sobre el rostro del padre, sintió que sonrió al mirarla y luego de aquella mirada de paz, se fue.

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