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LA SUPERSTICIÓN

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Superstición es una creencia semi-religiosa, irracional e infundada, que trata de convencer a las personas de que ciertas obras, objetos o números pueden traerles suerte o desgracias. Por ejemplo creer que romper un espejo trae mala suerte, o llevar una herradura buena ventura. O que la sal, o un maleficio, o el número 13, o un gato negro pueden traer desgracias...

Cuanto menor sea la verdadera fe de una persona, tanto mayores son las supersticiones. La gente que cree en Dios y en su poder, no necesita vanas e irrazonables creencias en un poder que las cosas materiales no tienen.

No confundamos superstición con devoción

Una de las críticas más frecuentes que recibimos los católicos es que somos una partida de supersticiosos. Y aunque sabemos que la mayoría de nosotros no es así, hay que reconocer que un buen número de católicos todavía sucumbe a tradiciones no avaladas por nuestra fe. Dejar monedas, poner santos de cabeza, llevar dinero a bendecir, mandar cadenas por email… las formas de superstición son numerosas y variadas.

Las supersticiones van en contra del primer mandamiento: “No habrá para ti otros dioses delante de mí” El número 2111 del Catecismo de la Iglesia Católica nos recuerda que “la superstición es la desviación del sentimiento religioso y de las prácticas que impone. Puede afectar también al culto que damos al verdadero Dios, por ejemplo, cuando se atribuye una importancia, de algún modo, mágica a ciertas prácticas”. La superstición es una perversión de la religión.

Las supersticiones se originan de la incertidumbre y el temor. Las personas que siguen supersticiones creen que al hacerlo pueden controlar su futuro: evitar desventuras, asegurar riqueza. Pero esto es irreal, y hasta enfermizo. Algunas personas con trastornos obsesivos-compulsivos encienden y apagan las luces numerosas veces seguidas, porque creen que así estarán a salvo. ¿Les parece absurdo? Pues las supersticiones son iguales: irracionales.

Un objeto o un rito no puede darnos suerte, primeramente porque la suerte no existe: tan sólo existe la Providencia Divina. Un verdadero católico acepta que la vida tiene imprevistos, pone su vida en manos de Dios y sigue adelante, sin aferrarse a costumbres disparatadas, que son muestras de ignorancia y de una religiosidad totalmente tergiversada. Debemos dar un contrapeso ante tantas creencias que en estos tiempos se presentan por todos lados, creencias como el tarot, horóscopos, adivinación, y todas las relacionadas con la Nueva Era o Era de Acuario, creencias que quieren poner al hombre en lugar de Dios y a Dios hacerlo una simple energía en lugar de un padre amoroso.

Muchas de estas creencias son hábilmente disfrazadas para que parezca que son religiosas, cuantas veces hemos visto en películas que los psíquicos tienen tal o cual imagen o que cuando asistes a ellas o ellos te dicen que reces aves marías o padre nuestros confundiéndonos y esto sigue siendo pecado. Todas estas creencias van en contra de la religión católica por violar éstas el primer mandamiento de Dios, hay muchas citas bíblicas sobre ello, además en el catecismo están contenidas en los artículos 2110 al 2122.

Una cita bíblica que explica esto perfectamente es:

"El hombre o la mujer que consulten espíritus de muertos o se entreguen a la adivinación, han de morir; serán apedreados, y su sangre caerá sobre ellos". (Levítico 20, 27)

Cuidado con los mentalistas, brujos y espiritistas

Para sacarles su dinero le van a enseñar estos ERRORES:

1° QUE LA TIERRA DE CEMENTERIO TRAE MALA SUERTE. Eso es una total mentira. Creer que la tierra de cementerio o los huesos de muerto traen mala suerte sería creer que esos seres minerales tienen poderes de Dios. Eso es la superstición y disgusta mucho a Dios. No les crea. No les compre menjurjes. No se deje engañar.

2° QUE A USTED LE HAN HECHO MALEFICIOS. Eso es una mentira horrible de mentalistas, brujos y espiritistas para robarle a usted su dinero. A usted nadie le puede hacer maleficios, sólo Dios puede hacer o permitir que a usted le vengan males. Si usted cree en esa mentira de que le están haciendo maleficios, o que le han hecho entierros o "trabajos", etc., empieza a odiar a otras personas y eso es lo que quiere el diablo, que usted odie. El mentalista, el brujo y espiritista lo engañan en nombre de Satanás cuando le dicen que existen maleficios.

3° QUE LE HAN ECHADO SAL. A usted le pueden echar toda la sal del mundo y de las salinas y no le hacen ningún daño. La sal no es un dios. Es un ser muerto. Todo el que le diga que le echaron sal le quiere robar su plata con riesgos y engaños. No les crea.

4° QUE USTED NECESITA RIEGOS, talismanes, bebedizos, pomadas, jabones, perfumes, cruces magnéticas, matas de sábila, riegos, velones de colores, etc. Todo eso es una mentira y disgustan a Dios porque es superstición. Si usted lee la Biblia y va a la Misa no creerá en esas cosas.

Lo grave está en que la gente les cree a estos engañadores. Me va mal en los negocios... ¿por qué? Y le responde: "Porque su suegra le echó sal". Y aquella persona empieza a odiar horriblemente a la pobre suegra, que ni siquiera sabe qué es eso de echar sal a otra persona. "No consigo novio, ¿por qué será?"... Y la bruja o el espiritista contesta: "Porque su compañera de oficina le hizo un maleficio", y... desde aquel día ya no volverá a saludar a la pobre compañera y la odiará a muerte, y la desprestigiará, y la otra jamás siquiera pensó en hacerle un maleficio, ni sabe qué es eso. Pero quien le engaña ganó su dinero inventando mentiras y mató el amor en esas vidas, quizá para siempre. Que terribles suenan a este respecto las palabras de Jesús: "De toda palabra que hace daño a los demás, tendréis que dar cuenta cuenta a Dios" (Mt 12,36). Ojalá las recordaran las "adivinas" y los brujos. Las brujas y los adivinos hacen mal como si fueran una peligrosa secta.

¡¡¡NO LE ABRAS LA PUERTA A LO QUE NO CONOCES!!! recuerda que Satanás es como un gran perro encadenado, que solamente muerde a quienes se le acercan demasiado.

RECUERDA SIEMPRE, Dios piensa en ti 24 horas cada día, 60 minutos cada hora y 60 segundos por minuto. ¿Entonces para qué necesitas confiar en supersticiones que de nada sirven?

Fuente: "Católico o Protestante" Padre Eliécer Sálesman, S.D.B. / Alex Alonzo inteligenciacatolica.com/ Catholic.net

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