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LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA

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El dogma fue proclamado por el Papa Pío IX el 8 de diciembre de 1854, en su bula Ineffabilis Deus.

"...declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles..."

(Pío IX, Bula Ineffabilis Deus, 8 de diciembre de 1854)

Dios tenía a María como parte de su plan salvífico desde el principio: Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya... (Gn 3,15). No es por casualidad que Jesús llama a María "mujer", la nueva Eva- en la cruz- porque allí venció a Satanás. (También Pablo utiliza la palabra "mujer" en Gá 4,4). Jesús la exalta como la Nueva Eva: la mujer.

Existen muchos malentendidos sobre la doctrina. El Papa Pío IX, en 1854, proclamó la fe de la Iglesia: que María, desde el momento de su concepción, por un don gratuito de Dios y por los méritos de Jesucristo, fue preservada de toda mancha del pecado original. Esta doctrina incluye que María nunca desobedeció a Dios en toda su vida.

Los protestantes dicen que sólo Dios no tiene pecado, y entonces que María es pecadora. Prueba de esto es que ella misma llamó a Jesús Salvador (Lc 1, 47). Además, dicen ellos, Pablo escribió que no hay ningún justo, nadie busca a Dios,... todos pecaron (Rom 3, 10-12 y 23).

Pablo citó al rey David. Si llevamos lejos el argumento de que nadie es justo llegamos hasta el extremo del absurdo porque la Biblia dice que Isabel y Zacarías eran justos (Lc 1, 6 y 2, 5), y mientras Pablo dice "nadie busca a Dios", Cornelio sí lo buscaba (Hch 10, 3-5). Adán y Eva eran justos antes de pecar. ¿No son justos los ángeles y santos en el cielo? ¿No es Jesús justo? ¿Cómo puede Santiago decir en 5, 15: La oración eficaz del justo puede mucho si no hay justos?

La palabra griega para "todos" no necesariamente indica universalidad absoluta. En Romanos 5, 12 Pablo dice que la muerte pasó a todos, pero sabemos que Enoc y Elías no murieron. (Ver "todo" en Hch 1,1, y Mc 16, 20).

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Hay tres argumentos bíblicos que muestran este dogma:

  1. La Santidad absoluta de Dios.

  2. Las figuras del Antiguo Testamento referidas a María.

  3. El saludo del ángel Gabriel, el día de la Anunciación.

1. La Santidad absoluta de Dios

En Éxodo 3, 5 leemos: “Yahvé dijo: Quita las sandalias de tus pies, que el lugar donde estás es tierra santa”.

Según el Éxodo, el lugar donde Dios habla y se manifiesta es un lugar santo, y lo más revelador, no puede ser tocado por nada profano. Moisés no podía mezclar el polvo de la tierra profana con el polvo del lugar donde Dios estaba hablando... por que la presencia de Dios santifica. Cristo es Dios, y su presencia también santifica, entonces, ¿Cómo iba a mezclarse el pecado en el vientre que había contenido la carne del Dios Unigénito? Según el Éxodo, eso no podía ser, por que lo que Dios toca directamente, es para Él.

Números 4, 15: “Cuando Aarón y sus hijos hayan acabo de cubrir el santuario y sus utensilios todos y se levante en campamento, vendrán los hijos de Caat para llevarlos, pero sin tocar las cosas santas” no sea que mueran.

Dios mismo prohíbe que manos no consagradas toquen los utensilios que servían para su culto, ya que solo debían ser tocados por los sacerdotes... ¿Cómo iba a permitir Dios que el vientre que había sido tocado por el Sumo y Eterno Sacerdote Jesús fuera tocado por Satanás?

1 Samuel 5, 1-12 El texto es muy largo, pero en resumen: Los filisteos capturan el arca de la alianza y la ponen delante de Dagón, pero Dagón cae de su altar ante el arca, y los filisteos son castigados con plagas.

Veamos algo: Si el Arca del alianza que contenía el maná, las tablas de la Ley y la vara de Aarón ( las tres son figuras de Cristo) no toleraba estar cerca de profanos y pecadores... ¿Cómo el vientre de María que contuvo a Cristo, pan bajado del cielo, Jesús Palabra del Padre, Jesús Sumo y Eterno Sacerdote, iba a estar en contacto con el pecado?

Recordemos que el Antiguo Testamento es solo el anuncio y el Nuevo es el cumplimiento y su plenitud. Por lo tanto, la santidad de Dios se nos revela más plena en el Nuevo, con la Encarnación de Cristo.

En San Lucas 19, 45-48 leemos que Jesús expulsó a los mercaderes del Templo... porque el Templo es la casa de oración.

En el Nuevo Pacto, el Templo es Jesús mismo:

San Juan 2, 19-21 “Destruid este templo que en tres días lo levantaré... pero Él habla del Templo de su cuerpo”.

Si Jesús expulsó a hombres pecadores del Templo del Antiguo Testamento, por ser éste sagrado... ¿Cómo es posible que el pecado habitara en el mismo lugar en que estuvo el Sagrado y definitivo Templo de Dios, que es Cristo?

San Mateo 9, 20-23: “Entonces una mujer que padecía flujo de sangre hacía doce años, se acercó por detrás y le tocó la orla del vestido, diciendo para sí misma: Con solo que toque su vestido quedaré sana...”

San Mateo 14, 36: “Suplicándole que les dejase tocar siquiera la orla de su vestido, y todos los que le tocaba quedaban sanos”

He aquí un hecho: Los vestidos de Jesús, estaban “santificados”, ¿Qué de aquel vestido que durante 9 meses albergó al Dios Eterno?

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2) Las figuras marianas en el Antiguo Testamento

Principalmente tres:

a) Eva

 

María está prefigurada en Eva, la madre de nuestra raza. (Hay que recodar que los tipos son solamente sombras de los antitipos del Nuevo Testamento). María es nuestra madre por ser la madre de la Iglesia cuerpo de Cristo (Ap 12, 17). Lo que Eva perdió por desobedecer, María lo corrigió por su fe: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra (Lc 1, 38). Mientras la serpiente venció a Eva (Gn 3, 13), Dios protegió a María de su mordedura: Y cuando vio el dragón que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón. Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al desierto… (Ap 12, 13-16).

b) La enemistad entre la Mujer y su simiente con la Serpiente

Vemos en Génesis algo muy importante: dice la simiente suya “la simiente de la mujer” (Gn 3, 15), y la palabra griega en la versión de la Setenta es SEMENOS (semen en castellano). Entonces, ya que una mujer no tiene semen, la única mujer a quien se podría referir es a María, cuyo hijo fue concebido sin hombre, porque las demás personas nacen de mujer y hombre, de quien viene el semen.

Génesis nos dice que existiría entre la mujer y la serpiente una enemistad completa y que la mujer iba a herir a la serpiente: Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya. Esta mujer (María prefigurada) está en enemistad total con el diablo. No existiría tal enemistad total si María hubiese pecado como pecó Eva. No son socios. La serpiente es fuente de todo pecado y maldad. Al fin y al cabo es Dios quien hace que María no peque: YO PONDRÉ enemistad entre tú y la mujer (Gn 3, 15).

c) Tabernáculo y Arca de la Alianza

También María es el Nuevo Tabernáculo. El primer tabernáculo fue detalladamente construido según Éxodo 25, 9 y 39, 42-43 para ser perfecto y sin mancha (2 Cr 7, 2). Esto prefigura a María. La gloria de Dios cubrió y llenó el primer tabernáculo (Ex 40, 34-38). Comparar esto con las palabras de Gabriel en Lucas 1, 35 donde María está cubierta con esta gloria, sobre ella bajó la gloria del Espíritu Santo.

Hay un paralelismo entre Lc 1, 35 y Ex 40, 34-35. La fuerza del paralelismo está aquí: Como la nube que envuelve la tienda de la reunión significa que el interior de la morada está lleno de la gloria del Señor, así el poder del Espíritu que desciende y cubre con su sombra a María hace que su seno quede lleno de la presencia de un ser que será Santo e Hijo de Dios. La punta de los paralelos señalados está en la equivalencia entre "la gloria del Señor" por una parte y los apelativos Santo e Hijo de Dios por otra. El niño que deberá nacer de María será de naturaleza divina.

María fue prefigurada como el tabernáculo perfectamente construido sin mancha. La traducción de los Setenta (LXX) utiliza la misma palabra y habla de la misma manera de María (el poder del Altísimo la llena en Lc 1, 35) como lo que pasó con el tabernáculo (Ex 40, 34-35).

Es claro también que Lucas quiere que veamos a María como otra arca de la alianza también construida perfectamente. Comparar también segunda de Samuel (6, 9), vemos que David dice algo semejante a lo que dice Isabel a María (en Lc 1, 43): ¿Cómo ha de venir a mí el arca de Yahvé?; David salta frente al arca (2 S 6, 14) como saltó de alegría Juan el Bautista frente a María (Lc 1, 44) la Nueva Arca de la Nueva Alianza que contiene a Jesús el verdadero pan de cielo (el primer arca contenía el maná). Y no es por casualidad que del arca se dice que estuvo en casa de Obed-edom geteo tres meses (2 S 6, 11), igual que se dice de María: Y se quedó María con ella como tres meses (Lc 1, 56). Así se encuentra este enlace entre el arca construida perfectamente y María en el libro del Apocalipsis: Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo Apareció en el cielo UNA GRAN SEÑAL: una mujer vestida del sol... (Ap 11, 19-12,1).

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3. El saludo del Ángel Gabriel, el día de la Anunciación

La palabra “kecharitomene" del ángel da muchas pruebas de la Inmaculada Concepción de María. Yo no tocaré esa palabra. Haré uso de otra palabra del ángel el día de la Anunciación, y que en cierta medida encierra este dogma.

 

El ángel Gabriel le dice a María:

 

“Jaire kecharitomene", “Alégrate, llena de gracia” (San Lucas 1, 28).

 

Jaire, que significa alégrate, es la forma como Dios quiso que se saludara a María, y no por un simple formalismo ni por etiqueta, sino por que Dios quiere demostrarnos algo: María es la Hija de Sión profetizada siglos antes por tres santos profetas: Sofonías, Joel y Zacarías.

 

Joel 2, 21. 27: “Suelo, no temas; alégrate y gózate, porque el SEÑOR hizo grandes cosas... Y conoceréis que en medio de Israel estoy yo, y que yo soy el SEÑOR vuestro Dios, y no hay otro; y mi pueblo nunca jamás será avergonzado”.

En la profecía de Joel, Dios habla al “suelo” y le invita a la alegría. ¿Qué significa este suelo? Si examinamos otros textos de las Escrituras, el suelo es fertilidad, quien da vida. Pero hay tres textos donde el “suelo” evoca a María:

 

Génesis 2,7: “Modeló Yahvé Dios al hombre de la arcilla...”

 

Dios ha tomado tierra del suelo y con ella creo a Adán. Dios tomó carne de María, y con ella llegó a existir Cristo, el Nuevo Adán.

 

Génesis 22, 13: Subió Abraham con Isaac al monte de Moriah para sacrificarlo... Dios impide que lo sacrifique y luego...”Alzó Abraham los ojos, y vio tras sí a un carnero enredado por los cuernos en la espesura, y tomó el carnero y lo ofreció en sacrificio en vez de su hijo”.

 

En el texto anterior, el carnero es la figura de Cristo, quien es ofrecido en sacrificio sustituto por nuestros pecados, y así como el carnero salvó a Isaac de morir, así el Nuevo Carnero nos salva de la muerte eterna. Pero hay un detalle que debemos tomar en consideración. Al igual que con Melquisedec, de ese carnero no se habla su origen. Abraham no lo había visto antes, sino que repentinamente lo vio. El carnero, sin origen, es fruto de la tierra de Moriah, por lo que simboliza esta tierra también a María, la tierra que nos proporciona el Carnero de nuestra salvación.

Éxodo 3, 1-2: “Moisés, llegado al monte Horeb, se le apareció el ángel de Yahvé en llama de fuego de en medio de una zarza....”

 

El fuego y la voz que salen de la zarza, son también figuras de Cristo, Verbo del Padre y luz del mundo. Lo interesante es que la Voz y el Fuego, salen de la zaza que estaba plantada en el monte de Horeb, así como el Verbo y la Luz del mundo salieron de la Virgen María. Volviendo al profeta Joel, vemos que cuando dice “Suelo, alégrate”, es una evocación directa a María, que en otras partes de la Escritura es prefigurada como “monte, suelo, tierra”, que nos produce a Cristo.

 

Joel 2, 21. 27: “Suelo, no temas; alégrate y gózate, porque el SEÑOR hizo grandes cosas... Y conoceréis que en medio de Israel estoy yo, y que yo soy el SEÑOR vuestro Dios, y no hay otro; y mi pueblo nunca jamás será avergonzado”.

 

Comprueban que esa profecía se refiere a María, el hecho que la Virgen admite que en ella se cumplen esas profecías:

 

San Lucas 1, 49: “Por que ha hecho maravillas en mí el Poderoso, cuyo nombre es Santo”.

 

Entonces vemos que Joel profetiza al “suelo” que se alegre, por que el Señor hizo Maravillas.

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En el Nuevo Testamento el ángel le dice a María que se alegre, y María nos muestra la causa de esa alegría: El Poderoso ha obrado en ellas maravillas.

 

No hay duda que Joel se está refiriendo a María en esta profecía.

 

Y aquí viene lo revelador de esta profecía con el dogma de la Inmaculada Concepción: “Y conoceréis que en medio de Israel estoy yo, y que yo soy el SEÑOR vuestro Dios, y no hay otro; y mi pueblo nunca jamás será avergonzado”.

 

Claramente se profetiza que si Dios está en medio de “Israel”, éste no será avergonzado.

 

El Espíritu Santo llenó a María, y Cristo se hace en carne en su vientre. Dios habita en medio de María, y poniendo atención a las palabras de Joel, María no podía ser avergonzada, por lo tanto, María no puede tener pecado.

 

Salmo 44, 15: ”Cada día mi vergüenza está delante de mí, y me cubre la confusión de mi rostro”.

 

La misma Biblia relaciona la vergüenza con el pecado.

 

Y Dios ha declarado por medio de Joel que si él habita en medio de alguien, no habrá vergüenza, por ende, no habrá pecado.

 

La Trinidad completa habitó en María, según las palabras de Joel, según la misma Biblia, ¿Tendrá entonces ella pecado?

 

Otro texto que evoca el “Jaire” de Gabriel es:

 

Zacarías 9, 9: “Alégrate mucho, hija de Sión; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí, tu Rey vendrá a ti, Justo y Salvador”.

 

Pero un texto donde la Inmaculada Concepción aparece claro, es el de Sofonías:

 

Sofonías 3, 14-17: “Canta, oh hija de Sión; da voces de júbilo, oh Israel; gózate y regocíjate de todo corazón, oh hija de Jerusalén. “Canta, oh hija de Sión; da voces de júbilo, oh Israel; gózate y regocíjate de todo corazón, oh hija de Jerusalén. El Señor ha revocado los decretos en tu contra, echó fuera tu enemigo; El Señor es Rey de Israel en medio de ti; nunca más verás el mal. En aquel tiempo se dirá a Jerusalén: No temas; Sión, no se debiliten tus manos. El Señor está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cantar”.

 

Otro texto completamente mariano.

 

Al igual que con los otros textos y con Lucas, se invita a la hija de Sión a alegrarse.

 

Al igual que con Joel, se declara que el Señor está en medio de la hija de Jerusalén. No olvidar que el ángel Gabriel también lo declaró al decirle: “El Señor está contigo”.

 

Vemos que el Ave María ya había sido dicho por Joel y por Sofonías mucho antes que por Gabriel: Alégrate, que el Señor está contigo”.

 

Lo importante en este texto son las otras palabras de Sofonías:

 

“El Señor ha revocado los decretos en tu contra, echó fuera tu enemigo”.

El texto anterior es una prueba irrefutable contra la Inmaculada Concepción:

 

La que es invitada a alegrase, por que en medio de ella está Yahvé Dios, resulta que tiene otro motivo de alegría: El Señor ha retirado contra ella sus decretos. El decreto del pecado y la muerte, dado en Génesis a la humanidad, y también tiene otro motivo de alegría: Ha echado fuera a su enemigo, que también evoca la enemistad del Génesis, entre la Serpiente y la Mujer. Es en este texto donde se dice que el enemigo no ha tocado a al mujer. Por lo tanto, la Mujer, la hija de Sión no tiene los decretos dados en contra la humanidad, y tampoco ha sido tocada por el Enemigo.

 

Por lo tanto, la mujer que es invitada a alegrarse por que el Señor habita en medio de ella, es Inmaculada. La fe católica reconoce que la fuente de la revelación Bíblica necesita ser interpretada a la luz de la Tradición recibida de los Apóstoles y según el desarrollo dogmático que, por el Espíritu Santo, ha ocurrido en la Iglesia.

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Objeciones protestantes más comunes

1) La “bajeza” de María

Argumento protestante:

“María, llanamente reconoció como era ante Dios. Ella reconoció "su bajeza" y la necesidad de Cristo, como "su Salvador". Esa "bajeza" de la cual María nos habla en el "Magníficat", no era una manifestación de una gran modestia de María, como Roma dice. Si realmente María hubiese sido sin pecado y perfecta como Jesús, nunca hubiera hablado de su "bajeza" porque no la hubiera tenido; esto hubiera sido simple y llanamente: falsa humildad, y esta última nunca se hubiera producido si realmente María hubiera sido "sin pecado concebida". La verdadera humildad es reconocer lo que uno es, así como lo que uno no es.”

Este argumento tiene varias fallas. En primer lugar habría que aclarar que una traducción más apropiada del texto del Magníficat al que hace referencia el comentario es este:

 

“porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada” Lucas 1,48 Biblia de Jerusalén.

 

La palabra que utiliza aquí el texto griego es ταπείνωσις (tapeinōsis) que puede ser traducida como “humillación” , “estado humilde” (The New Testament Greek Lexicon) y se refiere a la condición de la persona de donde se reconoce pequeña o hace pequeña. Todos tenemos que reconocer nuestra pequeñez ante Dios más eso no tiene una relación directa con haber pecado. Los ángeles también se humillan ante Dios y no han pecado.

 

Muchas Biblias protestantes traducen aquí esta palabra por “bajeza” (Las diferentes versiones de la Reina-Valera), y aunque la traducción no es del todo incorrecta porque otra posible traducción de la palabra es “condición baja”, no me parece aquí esta como la traducción más adecuada. En Hechos 8,33 se utiliza la misma palabra ταπείνωσις para referirse a la condición de Cristo.

 

…«Fue llevado como una oveja al matadero; y como cordero, mudo delante del que lo trasquila, así él no abre la boca. En su humillación le fue negada la justicia; ¿Quién podrá contar su descendencia? Porque su vida fue arrancada de la tierra.»” Hechos 8,32-33

 

En este texto las mismas Biblias protestantes que en el primer texto traducían “bajeza” aquí si traducen “humillación”. Esta forma de traducir parece tendenciosa, porque si la palabra se refiere a Cristo colocan humillación, si se refiere a María colocan bajeza.

 

La palabra ταπείνωσις (tapeinōsis) viene de ταπεινόω (tapeinoō) que significa “humilde” y a su vez esta de ταπεινός (tapeinos), palabra que utiliza el mismo Cristo para referirse a sí mismo cuando dice:

 

“Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” San Mateo 11,29

 

Asumir que María tenía pecado porque habló de su humillación o humildad es como afirmar que Jesús también lo tenía porque la Escritura utiliza las mismas palabras para hablar de su condición.

 

En el Magníficat María está hablando de su condición humilde, más que de una condición de bajeza que implique estar en pecado. Esto es algo que dicha palabra no implica y a este tipo de conclusiones erróneas puede llevar estudiar la Biblia con una traducción imprecisa sumado a una exégesis deficiente aislada del magisterio de la Iglesia.

 

Si todavía quedan dudas, ταπείνωσις también se utiliza en Santiago 1,10:

 

“El hermano de condición humilde gloríese en su exaltación; y el rico, en su humillación, porque pasará como flor de hierba” Santiago 1,9-10

 

En el versículo 9 se utiliza ταπεινός (tapeinos) para reflejar la condición humilde de los pobres, mientras que el versículo 10 utiliza ταπείνωσις (tapeinōsis) para referir la humillación de los ricos. Este es otro ejemplo donde se ve que dicha palabra se refiere a la condición de humildad o humillación de la persona, más que una condición pecaminosa. De ser así, tendríamos que entender que Santiago nos manda a gloriarnos en nuestra condición pecadora, sin embargo, el contexto claramente es opuesto a esto.

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2) Sobre el rechazo de los padres de la Iglesia al dogma de la Inmaculada Concepción

Si bien es cierto que hubo algunos casos contados de padres de la Iglesia que mostraron sus dudas respecto a la santidad perfecta de María (Como Santo Tomás de Aquino o San Juan Crisóstomo), estos son ciertamente una ínfima minoría. La mayoría de citas que mencionan los protestantes son falsas y están descontextualizadas. Respecto a recomendamos consultar el siguiente estudio: 

http://www.apologeticacatolica.org/Maria/Maria43.html

Debemos ser muy cautos con este tipo de citas que pululan en sitios protestantes, no es la primera vez que citas falsificadas pasan de mano en mano siendo que quienes las toman no se toman en trabajo de verificar las fuentes para determinar si son ciertas o fraudulentas.

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3) Pero la Biblia dice que todos pecaron...

Argumento protestante:

 

“La Biblia dice que todos pecaron y están privados de la gloria de Dios (Romanos 3, 23). Al parecer los católicos romanos no se han dado cuenta de que TODOS significa TODOS, y eso incluye a María. El mismo apóstol Juan declara en 1 Juan 1, 10 que si dijéremos que no hemos pecado, lo hacemos a él mentiroso, y su Palabra no está en nosotros. Con la proclamación del dogma de la inmaculada concepción los católicos romanos han hecho a Dios mentiroso”

 

Un error común es tomar un texto fuera de su contexto y partir de allí para sacar doctrinas de forma aventurada.

 

Nosotros los católicos no desconocemos dichos textos, simplemente no creemos que ni San Pablo ni San Juan hayan tenido la intención de incluir o hacer referencia al caso especial de la Santa Virgen María, sino simplemente a la condición general del ser humano.

 

En primer lugar es incorrecto asumir que en la Escritura “todos” significa siempre “absolutamente todos”. Si leemos bien Romanos 3,23 también dice que TODOS fueron privados de la gloria de Dios, sin embargo esto no es cierto para absolutamente todos, ya que Enoc y Elías no lo fueron. Testimonios de esto los tenemos en la misma Escritura:

 

"Y anduvo Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios” Génesis 5,24

 

"Y aconteció que, yendo ellos hablando, he aquí, un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino”

2 Reyes 2,11.

 

¿Pero cómo podría haber una referencia a absolutamente todos si Enoc y Elías fueron llevados al cielo? ¿Deberíamos pensar que San Pablo no conocía estos eventos bíblicos? ¿O será más consistente suponer que no estaba haciendo referencia a los casos excepcionales?

 

Pues así como en este caso no lo hacía cuando se refería a estar privados de la gloria de Dios, no hay porque asumir que cuando en la misma frase alega que todos pecaron estuviera incluyendo específicamente el caso de María. Esto es bastante aventurado.

 

Otro ejemplo de que en la Biblia no siempre “Todos” significa “absolutamente todos” lo tenemos en otros textos:

 

"Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote, llamado Zacarías, del grupo de Abías, casado con una mujer descendiente de Aarón, que se llamaba Isabel; "Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote, llamado Zacarías, del grupo de Abías, casado con una mujer descendiente de Aarón, que se llamaba Isabel; los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin tacha en todos los mandamientos y preceptos del Señor." Lucas 1, 5-6

 

Aplicando el mismo razonamiento protestante tendríamos que concluir que Zacarías y su esposa no tenían pecado, porque la Escritura afirma que caminaban sin tacha en todos los mandamientos y eran justos.

 

De la misma manera creemos que el texto de San Juan no pretende hacer referencia al caso particular de la Virgen María, ya que él no está tratando ese tema sino también la condición natural de todos nosotros de pecadores. Una prueba de esto lo tenemos en que a diferencia de Romanos 3,23 él no está haciendo referencia al pecado original sino a pecados cometidos (El pecado original es un pecado “contraído” y no “cometido” lo hemos contraído por ser descendientes de Adán, pero no lo hemos cometido nosotros, sino Adán).

 

Note que San Juan dice:  “Si dijéremos que no hemos pecado…”. Cuando se refiere a “haber” pecado habla de pecados cometidos y no del pecado original (el cual repito, no hemos cometido sino contraído a través de la caída de Adán). Sin embargo los niños no han cometido pecados personales, por lo que San Juan tampoco está hablando de ellos. Un niño pequeño podría decir refiriéndose a los pecados personales que menciona Juan que no ha pecado y no por eso haría a Dios mentiroso.

 

Si cuando San Juan nos dice esto no está contemplando el caso particular de los niños, ¿por qué habría que suponer que estuviera haciendo referencia al caso particular de María aquella que tenía que tener en su seno y dar su carne al Verbo de Dios?

 

Es más, el mismo Juan más adelante dice:

 

"Cualquiera que permanece en él, no peca; cualquiera que peca, no le ha visto, ni le ha conocido." 1 Juan 3,6

 

En base a este texto sería afirmado aventurar que hubo un tiempo en el cual María no permaneció en El, siendo que el ángel la proclama “llena de gracia” en un estado permanente e inclusive antes de que el Espíritu Santo realizara en ella la obra de la encarnación.

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4) Si María no cometió pecado ¿Quiere decir que no necesitó a Cristo como Salvador?

A la frase “María como todos los humanos no podía salvarse a si misma ni por sus obras, ni por su propia justicia ni santidad, porque al igual que todos los demás, ella era humana” nosotros responderíamos que estamos completamente de acuerdo. A la frase “María se veía necesitada de la salvación que sólo Dios por Su gracia puede dar; y la da por los únicos y suficientes méritos de Cristo Jesús” diríamos que eso es 100% doctrina católica.

 

Nosotros no creemos que María no necesitó de la salvación de Cristo, y la dificultad de entender como fue salvada María por los méritos de Cristo sin haber sido concebida en pecado no es nueva. Inclusive teólogos como san Juan Crisóstomo o santo Tomás de Aquino presentaron sus reparos al respecto. A este respecto explica Fray Nelson Medina:

“La objeción cesa en cuanto descubrimos que precisamente lo que estamos celebrando es el modo singular en que la salvación de Dios se hizo primero presente en la vida de María. Dios salva levantando al que cae, pero también no dejando caer. No caer es un modo de haber sido sostenido, un modo de haber sido salvado. María no es la que no necesitó la salvación, sino la que fue salvada de modo peculiar, en razón de su misión particular… Ser salvado no implica haber pecado o haber estado bajo el poder del pecado”.

 

Viéndolo de esta manera, no puede objetarse que nosotros los católicos creemos que María no necesitó ser salvada por Cristo, simplemente creemos que fue salvada de un modo peculiar debido a la misión única y trascendental que tendría que realizar: Albergar en su seno puro y sin mancha al Verbo de Dios. No era esta una misión cualquiera, no sería una carne manchada por el pecado y bajo el dominio de Satanás la que tomaría Cristo para sí mismo. La inmaculada Concepción de María para nosotros redunda en beneficio más que en detrimento de la dignidad del Redentor.

 

Hemos visto que esto es impreciso, no solamente puedo haber sido salvado si antes estaba perdido, sino también si fui salvado de llegar a estarlo. Pongamos un ejemplo simple para ilustrar nuestro punto. Imaginemos que al cruzar la calle un peatón es atropellado por un auto. Alguien viene, le lleva al hospital y este sana. Bien puede decirse que él le ha salvado. Pero imaginemos que al momento de cruzar la calle alguien ve al auto venir y detiene al peatón antes de que sea atropellado. ¿No le ha salvado también?

La Inmaculada Concepción en el Catecismo de la Iglesia Católica

490 Para ser la Madre del Salvador, María fue "dotada por Dios con dones a la medida de una misión tan importante" (LG 56). El ángel Gabriel en el momento de la anunciación la saluda como "llena de gracia" (Lc 1, 28). En efecto, para poder dar el asentimiento libre de su fe al anuncio de su vocación era preciso que ella estuviese totalmente conducida por la gracia de Dios.

 

491 A lo largo de los siglos, la Iglesia ha tomado conciencia de que María "llena de gracia" por Dios (Lc 1, 28) había sido redimida desde su concepción. Es lo que confiesa el dogma de la Inmaculada Concepción, proclamado en 1854 por el Papa Pío IX:

«... la bienaventurada Virgen María fue preservada inmune de toda la mancha de pecado original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo Salvador del género humano (Pío IX, Bula Ineffabilis Deus: DS, 2803).

 

492 Esta "resplandeciente santidad del todo singular" de la que ella fue "enriquecida desde el primer instante de su concepción" (LG 56), le viene toda entera de Cristo: ella es "redimida de la manera más sublime en atención a los méritos de su Hijo" (LG 53). El Padre la ha "bendecido [...] con toda clase de bendiciones espirituales, en los cielos, en Cristo" (Ef 1, 3) más que a ninguna otra persona creada. Él la ha "elegido en él antes de la creación del mundo para ser santa e inmaculada en su presencia, en el amor" (cf. Ef 1, 4).

 

493 Los Padres de la tradición oriental llaman a la Madre de Dios "la Toda Santa" (Panaghia), la celebran "como inmune de toda mancha de pecado y como plasmada y hecha una nueva criatura por el Espíritu Santo" (LG 56). Por la gracia de Dios, María ha permanecido pura de todo pecado personal a lo largo de toda su vida.

Razón Eclesial

Nuestra fe no está basada solamente en lo que está escrito en la Biblia, sino también en la Iglesia que es el pilar y columna de la Verdad (1 Tim 3,15). Por eso Jesús no mandó escribir ni él escribió nada.

 

En el orden del tiempo la Iglesia es antes que la Biblia. Por este motivo veamos aquí la voz de la autoridad de la Iglesia Católica sobre este tema:

 

El 8 de Diciembre de 1854, el Papa Pío IX definió como dogma la " Inmaculada Concepción de María" en su Bula "Inefabilis Deus".

 

Agradezcamos a Dios el maravilloso regalo de enviarnos a su Hijo Jesucristo por medio de la Inmaculada Concepción de María.

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Fuentes: Alex Grandet de Catholic.net / Corazones.org / José Miguel Arráiz de Apologeticacatolica.org

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