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¿EL FIN DEL MUNDO?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Jesucristo dijo que la fecha del fin del mundo no se la ha contado Dios ni siquiera a sus ángeles (Mt 24,36). Y que el día y la fecha del fin del mundo nadie lo sabe sino sólo el Padre Dios (Mc 13,32).

Si Jesucristo dijo que Dios no ha contado a nadie cuándo va a ser el fin del mundo, y que esa fecha nadie la sabe, CADA PERSONA QUE NOS VENGA A HABLAR DE QUE EL FIN DEL MUNDO ESTÁ YA MUY CERCANO ESTÁ INVENTANDO COSAS, pero no habla en nombre de Dios, porque la Santa Biblia dice bien claro que el secreto de esa fecha no lo sabe sino Dios, sólo Dios.

El fundador de la secta de los Adventistas, W. Miller de Estados Unidos, dijo que el fin del mundo sería en 1843. Y en ese año nada pasó. Snow, el sucesor de Miller, dijo que el fin del mundo sería en 1844, y ese año tampoco pasó nada. Después otros adventistas dijeron que el mundo se acabaría el 31 de diciembre de 1899 a las doce de la noche, y la gente se asustó y se salió de sus casas, a las plazas, y a medianoche lo único que pasó fue que mientras las gentes asustadas estaban en las plazas, los ladrones entraron a las casas y cargaron con todo lo que encontraron.

En 1959, dijeron que el 1° de enero de 1960 el mundo se acababa y vendrían tres días de tinieblas. Todo mundo compró velas para esos días terribles, y lo único especial que sucedió fue que el negocio de los fabricantes de velas se puso muy bueno en esos días. Después anunciaron el fin para el año 2000, para que los "crédulos" se siguieran asustando, y después... avisarles por qué fue que no se cumplió lo que les anunciaban con tanto terror.

POR ESO: CUANDO ALGUIEN NOS DICE "EL MUNDO SE VA A ACABAR EN EL AÑO TAL O TAL". Nosotros le respondemos: "Te felicito tu sabes más que los ángeles. Porque el Evangelio dice (Mt 24,26) que ni siquiera los ángeles saben cuándo se va a acabar el mundo, y que ese secreto no lo sabe sino Dios (Mc 13,32), y ahora ya hay entonces, dos seres que conocen el secreto: Dios y tú". ¡Qué prodigio!

Lo importante no es: cuándo va a ser el fin del mundo. Ese secreto dejémoslo pacíficamente que lo posea Dios y sólo Él. Lo importante es: cuándo va a ser el fin de tu propia vida. Porque en ese día será para ti el fin del mundo: y como estás quedarás para siempre. Lo importante es eso: ¿Estoy preparado para dar cuenta a Dios de mi vida? La muerte llegará como un ladrón, a la hora menos pensada (Mt 24,43). Por eso Jesús decía: "Estad preparados a cualquier momento para morir y dar cuenta a Dios, porque no sabéis el día ni la hora" (Mt 25,13).

Dos pasajes fundamentales abordan el tema directamente:

  • El discurso escatológico de Jesús (Mt 24 = Mc 13 y Lc 21).

  • Cartas de Pablo a los Tesalonicenses.​

1. Discurso escatológico

Se le llama "escatológico" porque habla del fin de Jerusalén y del mundo; también se le llama "apocalipsis sinóptico". En el discurso se entrecruzan dos temas: la destrucción de Jerusalén y el fin del mundo. Al principio del discurso (Mt 24, l-3), Jesús habla de las construcciones del templo y su próxima destrucción. Los discípulos le preguntan: "¿Cuándo será todo esto y cuál la señal de tu venida y de la consumación del mundo? "Habrá muchas desgracias precursoras. Pero esto no es todavía el fin. La destrucción de Jerusalén se convierte en tipo o figura del fin del mundo. Por eso es difícil agrupar las frases que se refieren a una cosa o a otra. Incluso la gran convulsión cósmica de que se habla: "el sol se oscurecerá, la luna no dará su luz, las estrellas se caerán del cielo" no es seguro que haya que referirlo al fin del mundo. Se trata de imágenes apocalípticas tomadas de los profetas que hablan de la caída de los imperios:

-Is 13, 9-10: caída de Babilonia;

-Jer 4, 23-26: invasión de Judá por los reinos del Norte;

-Ez 32, 7-8: destrucción de Egipto;

-Am 8, 9: un castigo misterioso, que no se concreta.

Cuando dice Jesús "no pasará esta generación hasta que todo esto suceda" se refiere a la destrucción de Jerusalén, ocurrida en el año 70, que fue símbolo de la destrucción del mundo.

2. Cartas a los Tesalonicenses

En las dos cartas a los Tesalonicenses son frecuentes las alusiones a la "venida de Cristo". La expresión nos lleva a pensar en la última venida gloriosa de Cristo, al fin de los tiempos. Pero estas frases parece que no todas ellas se refieren tan clara y unánimemente a la última venida, sino que en ocasiones hablan de la venida de Cristo, del encuentro con él, en el momento de la muerte de cada uno. Pueden entenderse en este sentido:

 

-l Tes 1, 10; 2, 19; 3, 13; 5, 23.

En este mismo sentido se expresa San Pablo en: -2 Cor 5, 1-10; Flp 1, 20-26; 2 Tim 4,6-8.

Para este encuentro personal con Cristo, en la muerte de cada uno, hemos de preparamos. En este mismo sentido hay que entender la exhortación a la vigilancia con que acaba Mt 24. Es realmente inminente el fin de nuestro curso mortal.

Entonces daremos cuenta a Dios de nuestras obras. Otros textos hablan de la manifestación de Cristo contra la persecución judía, que acabará con la destrucción de Jerusalén todavía no ocurrida cuando Pablo -allá por los años 50- escribe estas cartas a los Tesalonicenses. Pablo ha sufrido esta persecución judía precisamente en Tesalónica con especial virulencia (Hechos 16 y 17).

Veamos:  -2 Tes 1, 1-1 2; 2, 1-12.

Este último texto es de los más oscuros y de difícil interpretación.

Entre las verdades fundamentales del cristianismo, Pablo enumera, con la fe y el bautismo, "la resurrección de los muertos y el juicio final". "Cristo vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos" (2 Tim 4, l). Esta fórmula expresa la universalidad del juicio final. Es claro a este respecto el texto de 1 Tes 4, 13-18: Hermanos, no queremos que ignoréis la suerte de los difuntos, para que no os aflijáis como los hombres sin esperanza. Pues si creemos que Jesús ha muerto y resucitado, del mismo modo a los que han muerto en Jesús, Dios los llevará con él.

Esto es lo que os decimos como Palabra del Señor: nosotros, los que vivimos y quedamos para su venida, no aventajaremos a los difuntos. Pues él mismo, el Señor, a la voz del arcángel y al son de la trompeta divina, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán en primer lugar. Después nosotros, los que aún vivimos, seremos arrebatados con ellos en la nube, al encuentro del Señor, en el aire. Y así estaremos siempre con el Señor. Consolaos, pues, mutuamente con estas palabras. Los tesalonicenses estaban preocupados por la suerte de los muertos. Pensaban que no podrían salir al encuentro de Cristo en su venida. Pablo les consuela diciendo que los que han muerto en el Señor resucitarán primero, para recibir el premio merecido. Pablo se coloca hipotéticamente entre los que vivan en la venida del Señor. Esto ha dado pie a pensar que Pablo esperaba inminente esta venida de Cristo. Se trata simplemente de un recurso literario: Pablo, para dialogar con sus interlocutores, habla en primera persona; lo mismo encontramos repetidas veces en el capítulo siguiente:

 

  • no pertenecemos a la noche (v 5);

  • no durmamos como los demás (v 6);

  • pertenecemos al día (v 8);

  • despiertes o dormidos, vivamos con él (v 10).

3. ¿Cuándo ocurrirá todo esto?

En todos los tiempos -ya San Agustín hace alusión a esto- se ha querido señalar con todo detalle fechas concretas inminentes del fin del mundo. Todas las predicciones hechas públicas han fracasado. Basta leer los siguientes textos:

• Mt 24, 36: De aquel día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre.

• Mt 24,42-44: Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Entendedlo bien: si el dueño de la casa supiese a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, estaría en vela y no permitiría que le horadaran la casa. Por eso, también vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del Hombre.

• l Tes 5, 1-3: En lo que se refiere al tiempo y al momento, hermanos, no tenéis necesidad de que os escriba.

Vosotros mismos sabéis perfectamente que el Día del Señor ha de venir como un ladrón en la noche. Cuando digan "paz y seguridad", entonces mismo, de repente, vendrá sobre ellos la ruina, como los dolores de parto a la que está encinta; y no escaparán. Bastarían estos textos que acabamos de señalar para deducir que cualquier intento de anunciar el fin del mundo está totalmente en contra del Evangelio y de San Pablo, que dicen explícitamente que no se revela esta fecha. Son trucos de las sectas para hacer crecer su grupito.

Si eres católico, no olvides que como cristianos que somos, debemos de buscar como renovar nuestra vida en Cristo(Jn 15,1-7) e impulsar nuestro apostolado para traer a mucha gente a los pies de Jesucristo(Mt 28,18-20) y no dejar esa labor a las sectas o iglesias protestantes que no poseen la plenitud de los medios de salvación.

 

Si eres evangélico, mormón o testigo de Jehová te invito a que conozcas en serio lo que es la fe cristiana (Ef 4,13), la Biblia (2 Tes 2,15) y la Iglesia de Cristo (Ef 5,25). Estudia la historia del cristianismo y ora para que Dios siga actuando en tu vida. Dios te ama y espera en el redil de plenitud que ha dejado: La Iglesia católica (Mt 16,18).

Fuente: ¿Católico o Protestante? Padre Eliécer Sálesman SDB y Catholic.net por Martin Zabala

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