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EL CREDO

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El Catecismo de la Iglesia nos explica por qué tenemos un Credo (Rf. 185-197). Desde su origen, la Iglesia apostólica expresó su fe en formulas breves y normativas para todos, quiso recoger lo esencial de su fe en resúmenes orgánicos y articulados, destinados sobre todo a los candidatos al bautismo. Esta síntesis de fe no ha sido hecha según opiniones humanas, sino que se ha tomado de toda la Escritura lo más importante, para dar en su integridad la única enseñanza de la fe. A esta se le llama "profesión de fe", y también se le llama Credo, ya que la primera palabra en ella es "Creo". Se les denomina igualmente "símbolos de la fe".

 

Recitar con fe el Credo es recordar nuestro bautismo y entrar en comunión con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, así como con toda la Iglesia que nos transmite la fe, y en el seno de la cual creemos.

 

Según el Catecismo de la Iglesia Católica, el Credo es un sumario breve y normativo. La palabra Credo viene del latín y significa yo creo, palabra con la que empieza el Credo, también conocido como símbolo de la fe (CIC 187).

 

A lo largo de los siglos, en respuesta a las necesidades de diferentes épocas, se han elaborado numerosos símbolos de nuestra fe, por ejemplo:

 

- Los símbolos de las diferentes Iglesias apostólicas y antiguas.
-El llamado símbolo de San Atanasio
-La profesión de fe de ciertos Concilios como los de Toledo, Letrán, Lyón, Trento, o de ciertos Papas como la "Fides Damasi" o "El credo del pueblo de Dios, del Papa Pablo VI".

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Ninguno de estos símbolos compuestos en diferentes etapas de la vida de la Iglesia puede ser considerado como superado o inútil. Nos ayudan a captar nuestra fe a través de los diversos resúmenes que se han hecho.

 

Las verdades de nuestra religión, de nuestra fe católica se encuentran en la oración del Credo. El Credo es lo que creemos los católicos. Si alguien de otra religión nos pregunta ¿Qué es lo que creen ustedes los católicos? podemos contestarle con todo lo que rezamos en el Credo. Podemos decir que es como un resumen de nuestra religión.

 

El Credo está dividido en tres partes:

  • La primera parte habla de Dios Padre y de la obra de la Creación.

  • La segunda parte habla de Dios Hijo y de la Redención de los hombres.

  • La tercera parte habla de Dios Espíritu Santo y de nuestra santificación.

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Estas tres partes contienen doce artículos que abarcan las principales verdades en las que creemos los católicos. Estos doce artículos son:

1. Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la Tierra.

2. Jesucristo, Hijo único de Dios.

3. Jesús fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo y nacido de María la Virgen.

4. Jesús fue crucificado, muerto y sepultado.

5. Jesús descendió a los infiernos y al tercer día resucitó.

6. Jesús subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre.

7. Jesús vendrá a juzgar a vivos muertos.

8. El Espíritu Santo.

9. La Iglesia una, santa, católica y apostólica y la comunión de los santos.

10. El perdón de los pecados.

11. La resurrección de los muertos.

12. La vida eterna.

 

Si nos fijamos bien en todo lo que creemos nos vamos a dar cuenta de lo importante que es Dios y de como nos amó tanto que nos entregó a su Hijo Jesús para salvarnos. Se quedó con nosotros en la Iglesia, nos perdona y nos promete volver a venir.

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¿PORQUE EXISTEN DOS CREDOS Y CUAL ES LA DIFERENCIA?

Entre los símbolos de la fe dos ocupan un lugar muy particular en la vida de la Iglesia, estos son: El símbolo de los Apóstoles y El Símbolo de Nicea-Constantinopla.

 

Es a estos dos credos a los cuales adhieren las tres principales vertientes del cristianismo: los católicos, los ortodoxos y los protestantes. Los distintos movimientos, denominaciones y grupos autodenominados cristianos que no observen, enseñen, guarden o crean alguna de las proposiciones contenidas en estos credos, son considerados como Sectas.

Los dos Credos: El corto y el largo

De esta forma se denomina técnicamente a los dos Credos. El Credo corto es el Credo Apostólico o de los Apóstoles, mientras que el Credo largo es el denominado Credo Niceno o niceno-constantinopolitano, o sea, el Credo emitido en el Concilio de Nicea del año 325 y en el de Constantinopla del 381.

 

El Credo de los Apóstoles (Credo corto) es una síntesis o resumen de la fe cristiana, que se desarrolló a partir del símbolo utilizado en el bautismo por la primera Iglesia. A este Credo se le considera como un resumen fiel de la fe de los apóstoles (Catecismo Iglesia Católica, Numeral 194).

 

En cuanto al Credo de Nicea-Constantinopla o Credo niceno, es una profesión de fe que se redactó en los dos primeros concilios ecuménicos, el de Nicea y el de Constantinopla, y es el Credo común a todas las Iglesias Orientales y Occidentales (Catecismo Iglesia Católica, Numeral 195-196).

EL CREDO DE LOS APÓSTOLES O APOSTÓLICO

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“Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo. Nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado. Descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso, y desde allí va a venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén”.

 

La tradición cuenta que los propios apóstoles redactaron este Credo a los diez días de la Ascensión de Jesús. Se le denomina Credo de los Apóstoles o Credo apostólico porque está basado en la doctrina que ellos mismos enseñaron. El Credo de los Apóstoles o Símbolo de los Apóstoles, es el corto, es llamado de los apóstoles por que es considerado con justicia como el resumen fiel de la fe de los apóstoles. Es el antiguo símbolo bautismal de la Iglesia Romana. Es el antiguo símbolo bautismal de la Iglesia Romana. Su gran autoridad proviene del hecho de que “es el símbolo que guarda la Iglesia Romana, la que fue sede de Pedro, el primero de los apóstoles, y a la cual él llevó a la doctrina común”. (San Ambrosio)

Creo en Dios. "Nuestro Dios es el único Señor" (Deuteronomio 6,4; Mc 12,29)

 

Padre Todo Poderoso. "Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios" (Lucas 18,27).

 

Creador del Cielo y la Tierra. "En el comienzo de todo, Dios creó el cielo y la tierra" (Génesis 1,1).

 

Creo en Jesucristo. "El es el resplandor glorioso de Dios, la imagen misma de lo que Dios es" (Hebreos 1,3).

 

Su único Hijo. "Pues Dios amo tanto al mundo, que dio a su Hijo Único, para que todo aquel que crea en él no muera, sino que tenga vida eterna" (Juan 3,16).

 

Nuestro Señor. "Dios lo ha hecho Señor y Mesías" (Hechos 2,36).

 

Que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo. "El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Dios altísimo descansará sobre ti como una nube. Por eso, el niño que va a nacer será llamado Santo e Hijo de Dios" (Lucas 1,35).

 

Nació de Santa María Virgen. "Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por medio del profeta: ‘la Virgen quedará encinta y tendrá un hijo, al que pondrá por nombre Emmanuel' (que significa "Dios con nosotros")" (Mateo 1,22-23).

 

Padeció bajo el poder de Poncio Pilato. "Pilato tomó entonces a Jesús y mandó azotarlo. Los soldados trenzaron una corona de espinas, la pusieron en la cabeza de Jesús, y lo vistieron con una capa de color rojo oscuro" (Juan 19,1-2).

 

Fue crucificado. "Jesús salió llevando su cruz, para ir al llamado ‘lugar de la Calavera' (o que en hebreo se llama Gólgota). Allí lo Crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado. Pilato mandó poner sobre la cruz un letrero, que decía: ‘Jesús de Nazaret, Rey de los judíos" (Juan 19,17-19).

 

Muerto y sepultado. "Jesús gritó con fuerza y dijo: -¡Padre en tus manos encomiendo mi espíritu! Y al decir esto, murió (Lucas 23,46). Después de bajarlo de la cruz, lo envolvieron en una sábana de lino y lo pusieron en un sepulcro abierto en una peña, donde todavía no habían sepultado a nadie" (Lucas 23,53).

 

Descendió a los infiernos. "Como hombre, murió; pero como ser espiritual que era, volvió a la vida. Y como ser espiritual, fue y predicó a los espíritus que estaban presos" (1Pedro 3,18-19).

 

Al tercer día resucito de entre los muertos. "Cristo murió por nuestros pecados, como dicen las Escrituras, que lo sepultaron y que resucitó al tercer día" (1Corintios 15, 3-4).

 

Subió a los cielos, y está sentado a la derecha del Padre Todopoderoso. "El Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios" (Marcos 16,19).

 

Desde ahí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. "El nos envió a anunciarle al pueblo que Dios lo ha puesto como juez de los vivos y de los muertos" (Hechos 10,42).

 

Creo en el Espíritu Santo. "Porque Dios ha llenado con su amor nuestro corazón por medio del Espíritu Santo que nos ha dado" (Romanos 5,5).

Creo en la iglesia que es una. "Para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado". (Jn 17,21; Jn 10,14; Ef 4,4-5)

 

Santa. "La fe confiesa que la Iglesia... no puede dejar de ser santa (Ef 1,1). En efecto, Cristo, el Hijo de Dios, a quien con el Padre y con el Espíritu se proclama 'el solo santo', amó a su Iglesia como a su esposa (Ef 5,25). Él se entregó por ella para santificarla, la unió a sí mismo como su propio cuerpo y la llenó del don del Espíritu Santo para gloria de Dios" (Ef 5,26-27). La Iglesia es, pues, "el Pueblo santo de Dios" (1 Pe 2,9), y sus miembros son llamados "santos" (Hch 9, 13; 1 Co 6, 1; 16, 1).

 

Católica. "Y yo te digo que tu eres Pedro, y sobre esta piedra voy a construir mi iglesia; y ni siquiera el poder de la muerte podrá vencerla" (Mateo 16,18). Posee la plenitud que Cristo le da (Ef 1,22-23). Es católica porque ha sido enviada por Cristo en misión a la totalidad del género humano (cf Mt 28, 19)

 

Y Apostólica. El Señor Jesús dotó a su comunidad de una estructura que permanecerá hasta la plena consumación del Reino. Ante todo está la elección de los Doce con Pedro como su Cabeza (cf. Mc 3, 14-15); puesto que representan a las doce tribus de Israel (cf. Mt 19, 28; Lc 22, 30), ellos son los cimientos de la nueva Jerusalén (cf. Ap 21, 12-14). Los Doce (cf. Mc6, 7) y los otros discípulos (cf. Lc 10,1-2) participan en la misión de Cristo, en su poder, y también en su suerte (cf. Mt 10, 25; Jn 15, 20). Con todos estos actos, Cristo prepara y edifica su Iglesia. 2 Tim 2,2

 

Creo en la comunión de los Santos. "Después de esto, miré y vi una gran multitud de todas las naciones, razas, lenguas y pueblos. Estaban en pie delante del trono y delante del Cordero, y eran tantos que nadie podía contarlos" (Apocalipsis 7,9).

 

El perdón de los pecados. "A quienes ustedes perdonen los pecados, les quedarán perdonados" (Juan 20,23).

 

La resurrección. "Cristo dará nueva vida a sus cuerpos mortales" (Romanos 8,11).

 

Y la vida eterna. "Allí no habrá noche, y los que allí vivan no necesitarán luz de lampara ni luz del sol, porque Dios el Señor les dará su luz, y ellos reinarán por todos los siglos" (Apocalipsis 22,5).

 

Amen. "Así sea. ¡Ven, Señor Jesús!" (Apocalipsis 22,20).

EL CREDO DE NICEA-CONSTANTINOPLA

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“Creo en un solo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos. Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho. Que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre. Y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato, padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día según las Escrituras, y subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre, y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén”.

 

El Símbolo llamado de Nicea-Constantinopla debe su gran autoridad al hecho de que es fruto de los dos primeros Concilios ecuménicos (325 y 381). Sigue siendo todavía hoy el símbolo común a todas las grandes Iglesias de Oriente y Occidente.

 

El Credo niceno-constantinopolitano se escribió formalmente durante los dos Concilios citados anteriormente, el de Nicea y el de Constantinopla. Es más explícito y más detallado que el Credo apostólico, y con él se respondió en el siglo IV a la herejía arriana que negaba la creencia en la divinidad de Cristo y, por consiguiente, en el Espíritu Santo.

Por ello, en lo referente a Jesucristo este Credo dice: “Engendrado del Padre antes de todos los siglos. Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre”. Todas estas palabras quieren afirmar que Jesucristo, el Hijo de Dios, es también Dios, igual que el Padre. Confirma también que ha sido engendrado, indicando así el origen eterno del Verbo, por lo cual tiene un principio distinto al de las criaturas, que han sido creadas.

 

En lo referente a la parte del Espíritu Santo, el Credo niceno dice así: “Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas”. Con estas palabras se quiere reafirmar la divinidad del Espíritu Santo, que es igual al Padre y al Hijo, y también su papel en la historia de la salvación. La frase “y del Hijo” es un añadido que se hizo en la España visigoda de Toledo (siglos V al VIII) para reafirmar la divinidad de Jesucristo, en contra también de las creencias arrianas.

 

El Credo niceno se recita especialmente en la Misa dominical para así confesar públicamente nuestra fe en Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, que es el centro de nuestra fe católica.

CONCLUSIÓN:

 

Ambos Credos, el apostólico y el niceno, tienen en común que ambos están estructurados en tres partes, siguiendo la Santísima Trinidad: creo en Dios Padre creador; creo en Jesucristo, su Hijo, nuestro Salvador; creo en el Espíritu Santo y en la Iglesia.

 

Estos dos Credos poseen un lenguaje y una distinta forma de decir las cosas, pero al final manifiestan lo mismo. La diferencia es que el Credo apostólico habla de Jesucristo enumerando sus acciones históricamente, como es su nacimiento, Pasión, muerte y Resurrección, usando expresiones bíblicas como la de resucitar al tercer día.

 

El Credo niceno, en cambio, utiliza un lenguaje que no es bíblico, sino que ha sido tomado de la filosofía griega. No es que ello sea extraño al contenido de la fe, puesto que en el siglo IV la fe cristiana se había introducido en el Imperio Romano y se había amoldado a la cultura clásica; ya no era sólo una fe hebrea o semítica, sino que consiguió expresar las verdades de la fe con el lenguaje filosófico griego, el cual había sido adoptado mayoritariamente por muchas civilizaciones de aquel entonces.

 

‘Creo’ es la fe de la Iglesia profesada personalmente por cada creyente, principalmente en su bautismo. ‘Creemos’ es la fe de la Iglesia confesada por los obispos reunidos en Concilio o, más generalmente, por la asamblea litúrgica de los creyentes. ‘Creo’ es también la Iglesia, nuestra Madre, que responde a Dios por su fe y que nos enseña a decir: ‘creo’, ‘creemos’. (Catecismo de la Iglesia Católica, Numeral 167)

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LOS PROTESTANTES HISTÓRICOS TAMBIÉN PROFESAN EL CREDO CATÓLICO

Algunos protestantes históricos como los Luteranos, Episcopales y otros, también profesan el credo católico. Los respetables, coherentes y serios aunque contradictoriamente mantienen que creen en la Santa Iglesia Católica, que es Una, Santa, CATÓLICA y Apostólica, aunque nunca faltan los manipuladores y usurpadores que cambian todo a su sabor, antojo y conveniencia esa parte. Aparte de que se apropian del Credo de la Iglesia Católica ponen en lugar de católica “universal” aunque siempre significara católica en griego, pero les choca y molesta poner “católica”, y hay otros que son mas atrevidos y manipulan el credo colocando “cristiana” en vez de “católica”. En fin, los cristianos que no profesen este credo son considerados como SECTAS.

Material adicional: https://www.youtube.com/watch?v=1p3Enhye24M&t=2s

Fuentes: Corazones.org / Catholic.net / ACI Prensa / Religión el Libertad / Parroquia San Cristóbal

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