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HISTORIA DE LA IGLESIA CATÓLICA​

CAPÍTULO 6 "LOS PADRES APOSTÓLICOS, APOLOGISTAS Y TEÓLOGOS"

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

1. Padres Apostólicos

Con el nombre de "Padres Apostólicos" se conoce una serie de profetas y teólogos-escritores de la segunda y tercera generación del cristianismo. Fueron discípulos inmediatos de los Apóstoles o de los discípulos de estos. Los Padres Apostólicos tienen mucha importancia porque fueron ellos quienes organizaron la Iglesia una vez desaparecidos los "testigos oculares". Son el eslabón que une la Tradición de la Iglesia con los Apóstoles. Entre ellos sobresalen:

* Bernabé, compañero de trabajo de San Pablo. Escribió la famosa Epístola de Bernabé, que es una catequesis moral.

* Clemente, obispo de Roma, tercer sucesor de San Pedro, después de Lino y Anacleto. Fue discípulo y compañero de los apóstoles Pedro y Pablo (Fil 4,3). Era un judeo-cristiano helenista. Se conserva su Carta a los Corintios, escrita el año 96, exhortándolos a poner fin a las divisiones que había entre ellos y haciéndoles un llamado a la comunión con los pastores de la Iglesia. Algunos especialistas bíblicos le atribuyen a él la Carta a los Hebreos.

* Hermas, discípulo de San Pablo (Rom 16,14). Escribe, a mediados del siglo II, su hermosa obra de El Pastor. Describe el drama del pecado después del bautismo y la necesidad de una nueva penitencia y de una nueva conversión. La teología de Hermas es la teología de la misericordia del Buen Pastor a través de la Iglesia.

* Ignacio, obispo de Antioquía, segundo sucesor de Pedro en la comunidad de Antioquía, después de Evodio. Parece que fue discípulo de los apóstoles Juan y Pablo. Martirizado en Roma en octubre del año 110, en la época de Trajano. Dejó escritas varias cartas. Destaca su Carta a los romanos cuando lo conducían preso a Roma para ser devorado por los leones en el Coliseo. Ignacio acuña el calificativo CATÓLICO de la Iglesia.

* Policarpo, obispo de Esmirna, discípulo del Apóstol Juan. A él parece que se refiere Juan cuando habla del "ángel de la Iglesia de Esmirna" (Ap 2,8-11). Policarpo es autor de una Carta a los Filipenses. Fue martirizado en el 156 a los ochenta años de edad cuando regresaba de Roma, después de entrevistarse con el papa Aniceto. El Martirio de Policarpo, redactado por un discípulo suyo, es la más antigua de las actas martiriales que ha llegado hasta nosotros; se presenta en forma de carta, enviada por la Iglesia de Esmirna a la de Filomelio, en Frigia. En el documento aparece la grandeza moral del obispo mártir y, al mismo tiempo, hace teología del martirio entendido como un verdadero acto sacrificial redentor, a imitación de Cristo.

* Papías, obispo de Hierápolis (Frigia, Asia Menor). Fue oyente del Apóstol Juan y de San Policarpo. Investiga el origen del cristianismo, elaborando una pequeña historia de la Iglesia. Escribió, asimismo, una obra llamada: Explicación de las Palabras del Señor. Padeció el martirio en el año 154.

* Hegesipo. Es un judeo-cristiano de Palestina llegado a Roma en tiempo del papa Aniceto (155-166), para verificar la lista de los obispos sucesores de Pedro en la comunidad romana. En esta época ya estaban desapareciendo los discípulos inmediatos de los Apóstoles, con lo cual, entramos a la tercera generación de cristianos. Hegesipo, de vuelta a su patria, escribe en el año 180 sus Memorias, con el fin de demostrar a los gnósticos la tradición apostólica de la Iglesia.

* Ireneo obispo de Lyón, nacido en Oriente, en la región de Esmirna (Asia Menor). Fue discípulo de San Policarpo. Pertenece a la tercera generación de cristianos. Viajó a Lyón, en la provincia romana de las Galias (hoy Francia), donde fue ordenado sacerdote. Después fue elegido obispo de esta ciudad. Se destacó como un gran teólogo. Ireneo enseña que hay una sola historia y que en esta historia se revela Dios. Fue consejero de dos papas: Sotero (166-175) y Víctor I (189-199). Luchó por la unidad y la paz dentro de la Iglesia frente a la división que provocaban las herejías. Ayudó a desenmascarar la falsedad del gnosticismo. Finalmente, la Didajé o Doctrina de los Doce Apóstoles. Data de principios del siglo II. Redactado en la región de Siria. Este escrito fue descubierto en el año 1873. Describe el estilo de vida de las comunidades post-apostólicas y nos ofrece una bella catequesis moral.

2. Padres Apologistas

Los cristianos eran despreciados, calumniados y perseguidos en muchas provincias del Imperio. Se encontraban en una situación difícil. En este contexto aparecen, entre los años 125 a 180, unos hombres sabios, cristianos, de cultura griega, que defendieron a la Iglesia de las acusaciones que formulaban los filósofos paganos contra la fe. También se dirigieron a los Emperadores denunciando la persecución que desataban contra la Iglesia. Asimismo, denunciaban con valentía profética, el culto al emperador y las costumbres e inmoralidades paganas. Pero el objetivo principal de sus escritos era manifestar la verdadera naturaleza del cristianismo y, de esta manera, no sólo conseguir el respeto a la Iglesia sino también adhesiones. Entre los apologistas destacan:

* San Justino, hombre de una personalidad excepcional y gran filósofo griego. Nacido en Samaria (Palestina), de familia pagana y cultura griega (helenista). Él mismo nos dice en su libro Diálogo con Trifón, cómo buscó la sabiduría en las diversas escuelas filosóficas hasta el día en que se convirtió al cristianismo. Representa un nuevo tipo de cristiano: es un filósofo griego que, una vez convertido, conservó su cultura y su estilo de vida. Es pionero de la inculturación del Evangelio en la cosmovisión griega. Es el primero en hablar de las "Semillas del Verbo" (Logos spermatikós) en las culturas. Fue martirizado en el año 165.

* San Teófilo, obispo de Antioquía. Fue un gran teólogo de la trinidad de Dios. Contribuyó también a la inculturación de la fe cristiana en el mundo griego.

* Atenágoras, de Atenas. Filósofo. Escribió en el año 177 a los emperadores Marco Aurelio y Cómodo sobre la esencia del cristianismo.

* La Epístola a Diogneto, de autor desconocido. Escrita probablemente en Alejandría alrededor del año 180. Ofrece una bella presentación del cristianismo frente a los ataques de los paganos. Describe que la fe cristiana se inserta en la sociedad como el alma en el cuerpo. El Concilio Vaticano II, en la Gaudium et Spes retomará esta teología de la encarnación, inserción e inculturación del Evangelio.

3. Destacados pensadores cristianos y teólogos

Al final del siglo II y principios del III, entre las comunidades sobresalieron varios pensadores cristianos o teólogos:

* Tertuliano. Nació en Cartago, norte de África, en el año 155. Se formó en Roma, ciudad en la que ejerció también como abogado. Posteriormente fue ordenado presbítero. Fue un brillante escritor que expuso y defendió el pensamiento cristiano. Escribió 31 libros sobre filosofía, teología, apologética y moral. Él fue quien dijo que "la sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos".

En esta época se distingue dos corrientes en la Iglesia: los rigoristas y los laxistas. Los primeros eran muy estrictos. Entre estos destaca Tertuliano, Novaciano y, de alguna manera, también el obispo de Cartago San Cipriano.

 

Tertuliano, se fue haciendo cada día más radical y rigorista, terminado su vida en el montanismo, una herejía o desviación doctrinal que fue condenada por la Iglesia como extremada. Murió mártir en el año 228.

* San Clemente de Alejandría. Filósofo y presbítero. Fue un hombre muy observador y partícipe en la vida de su tiempo. Puso la filosofía al servicio de la fe. Escribió comentarios a la Biblia. Murió en el año 215.

* San Cipriano. Nació en el año 210 en Cartago (norte de África). Convertido al cristianismo a los 36 años, repartió entre los pobres toda su riquiza. Fue obispo de Cartago con un gran sentido pastoral. Le animaba una gran libertad de espíritu, para llamar la atención, incluso al obispo de Roma. Escribió el libro Unidad de la Iglesia Católica. En esta obra destaca, en primer plano, la Iglesia local presidida por su obispo, siempre en comunión con el obispo de Roma, sucesor de san Pedro. Asimismo, insistía en que los obispos fueran elegidos por toda comunidad cristiana. En su Epístola a la comunidad de Mérida (España), dice: "No se imponga al pueblo un obispo no deseado" (Espist. IV,5).

San Cipriano fue un hombre sensible frente a la injusticia social. Comentaba: "A todos pertenece los bienes de Dios que nosotros usamos. Nadie debe ser privado de sus beneficios y de sus dones. Todas las gentes tiene derecho a disfrutar, en condiciones de igualdad, la bondad y la libertad de Dios... Aquel que posee bienes en esta tierra y comparte con sus hermanos sus rentas y ganancias, imita a Dios Padre, porque se convierte en justo y se coloca a disposición de todos, distribuyendo gratuitamente" (Sobre las buenas obras, 9-12). San Cipriano fue uno de los obispos más destacados del siglo III. Sufrió la persecución del emperador Decio y martirizado en el año 258.

* Orígenes. Nació al año 185 en Alejandría (Egipto). Hijo del mártir San Leónidas. Fue un gran filósofo y teólogo laico y gran sabio. Es considerado como el sabio y teólogo más sobresaliente de los primeros siglos del cristianismo. A los 18 años es nombrado responsable de la Escuela Catequética de Alejandría, fundada por el obispo Demetrio. Su misión fue preparar a los catecúmenos para el bautismo. Varios de sus discípulos fueron obispos. Fundó, asimismo, la Escuela Catequética de Cesárea de Palestina.

 

Su vivencia del cristianismo fue exigente y rigorista, hasta tal grado que en el año 210 se castró en un momento de exaltación ascética, creyendo así poner en práctica el pasaje de Mateo 19,12. Dos siglos más tarde, el Concilio de Constantinopla condenará a Orígenes por su extremismo rigorista. Sin embargo, no se puede dudar de que verdaderamente fue un hombre coherente con sus creencias y de vida santa. Durante la persecución de Decio fue arrestado y sometido a crueles torturas. Confesando su fe murió poco después, el año 254, en Tiro, donde se encuentra su sepulcro.

* Hipólito. Nació en Grecia el año 170. Discípulo de San Ireneo. Hacia el año 200 se ubica en Roma. Fue un hombre muy rígido y tradicionalista en el plano moral. Esto le llevó a enfrentarse al papa San Calixto quién además de trabajar por la igualdad dentro de la Iglesia, fue tolerante con los pecadores y herejes arrepentidos, aceptándolos en la Iglesia. Hipólito, por su rigorismo moral, criticó al Papa por esta actitud de tolerancia, mas siempre lo hizo con respeto.

Su obra más destacada es la "Tradición Apostólica", donde recoge la práctica que se venía utilizando en la Iglesia desde el tiempo de los Apóstoles. Este es un libro de gran importancia para conocer los primeros años de la Iglesia. He aquí un fragmento de la "Tradición Apostólica":

"Que se ordene como obispo a aquel que, siendo irreprochable, haya sido elegido por todo el pueblo. Cuando se pronuncie su nombre y haya sido aceptado, se reunirán un domingo el pueblo con el presbítero y los obispos que estén presentes. Con el asentimiento de todos, los obispos le impondrán las manos mientras el pueblo permanece de pie. Y todos guardan silencio rezando en su corazón para que descienda el Espíritu".

 

* Lactancio, filósofo laico, profesor de elocuencia, nacido en el norte de África en el año 250. Por causa de su fe sufrió persecución por parte del emperador Diocleciano. Entre sus obras más famosas destaca: El Ave Fénix y La muerte de los perseguidores. Si bien en su doctrina hay algunas desviaciones, sin embargo, su práctica de vida es coherente con su fe y respetuoso con las diferentes corrientes de pensamiento.

Fuente: "Historia de la Iglesia Católica" - 25 Edición- Fernando Bermúdez, Diócesis de San Marcos, Guatemala. Editorial Católica Kyrios. Autorizado por: Monseñor Álvaro Leonel Ramazzini Imeri, Obispo de San Marcos.

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