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LOS 7 SACRAMENTOS

"El Bautismo"

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cuando los niños nacen, inmediatamente los papás le ponen un nombre, pues saben que es muy importante llamarlo de alguna manera para poderlos registrar y para que sean “alguien en especial”, con nombre y apellido, para que sean ciudadanos del país en que nacieron. Lo que hace que tengan derechos y obligaciones.

Sin embargo, no sucede lo mismo con el Bautismo, a veces no le damos la importancia que tiene o estamos confundidos porque escuchamos diferentes opiniones y nos olvidamos de que la Biblia nos dice: “El que crea y se bautice se salvará”. (Mc. 16, 16)

Como todos sabemos, los hombres nacemos con el “pecado original” que cometieron nuestros primeros padres, Adán y Eva. Como Dios nos ama mucho y sabía que mientras estuviésemos en pecado, no podríamos vivir en amistad con Él, nos envió a su Hijo Jesucristo, quien se hizo hombre como nosotros para salvarnos y hacer posible la vida de amor con Dios.

Para ello Cristo, murió en la cruz y resucitó. De esa manera venció al pecado e hizo posible que nosotros podamos morir al pecado y nacer de nuevo a la vida de Dios. Todo ello, gracias al Bautismo. Todos nacemos separados de Dios, es decir, “muertos a la vida de Dios” por el pecado original y nacemos a la vida de Dios, a la vida espiritual, al recibir el Bautismo.

El Bautismo, como todos los otros sacramentos fue instituido por Cristo. Él le dio el mandato a los apóstoles de “ir y bautizar” a todas las creaturas. Por el Bautismo, Dios nos da el DON, el regalo, de ser hijos de Él, dándonos su mismo Espíritu, para que habite en nosotros. A partir de ese momento Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, la Santísima Trinidad, habitarán en el bautizado.

La materia que se utiliza en el Bautismo es el agua natural.

La forma son las palabras que dice el ministro: “Yo te bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo”, las cuales deben pronunciarse al mismo tiempo que corre el agua.

El ministro normalmente es el sacerdote. En caso de necesidad, es decir, cuando un niño o un adulto se encuentra en peligro de muerte y no es posible que el sacerdote esté presente, lo puede administrar cualquier persona, siempre y cuando tenga la intención de hacerlo y use la materia y la forma correspondiente. Y hay que notificar a la parroquia para que quede registrado y, en caso de que viva, para que pueda recibir la ceremonia del Bautismo solemne.

Cuando no se sabe si la persona que se va a bautizar está viva o muerta, antes de decir la forma se añaden las siguientes palabras: ”Sí estás vivo, yo te bautizo...“

El sujeto es toda persona que no haya sido bautizada:

  • Adultos: se necesita tener la intención de recibir el Bautismo, que tengan fe, y que estén arrepentidos de sus pecados.

  • Niños: los padres tienen la obligación de bautizar a sus hijos lo antes posible después de su nacimiento. Es derecho de los hijos el recibir de sus padres todos los dones y valores para su desarrollo humano y cristiano, el Bautismo es el don más preciado que tienen los padres, “el don de la vida de gracia”. Así como se les registra para que obtengan sus derechos, se les debe hacer hijos de Dios, hacerlos partícipes de la fe de sus padres, que es lo más importante, haciéndolos cristianos.

Requisitos para el Bautismo

Los padres tienen la obligación de hacer que los hijos sean bautizados en las primeras semanas. Cuanto antes después del nacimiento e incluso antes de él, acudan al párroco para pedir el sacramento para su hijo y prepararse debidamente. (CIC 867)

Sólo los papás tienen el derecho de llevarlos a bautizar. En caso de adultos manifestar su deseo de bautizarse y asistir a pláticas de preparación. Presentar el acta de nacimiento ante el sacerdote o su representante. Tomar las pláticas prebautismales los papás y los padrinos.

Padrinos

 

Son aquellos que presentan en la Iglesia al bautizado, contestan en su nombre y asumen la responsabilidad de la educación cristiana del bautizado si faltan sus padres. Se requiere de un padrino y una madrina en caso de los niños. En el caso de un adulto debe de ser uno solo, que debe de vigilar que lleve una vida cristiana después de ser bautizado. Ser padrinos no implica asumir responsabilidades materiales.

Requisitos para ser padrinos

Ser bautizado y tener la intención de asumir las responsabilidades, tener uso de razón, haber cumplido 16 años, estar confirmado, haber hecho su Primera Comunión y llevar una vida de fe. Los padrinos han de ser solteros o casados por la Iglesia. No pueden vivir en unión libre, ya que deben de ser modelos de vida cristiana para los ahijados.

El rito del Bautismo

El bautismo afecta a toda la persona con un cambio importante debido a la acción de Dios. Estos cambios no se perciben materialmente, pero sí suceden. Es algo similar a cuando un ciego recupera la vista. Por fuera no se ve cambio alguno y sin embargo por dentro el cambio es total en la persona.

Simbología

Hay muchos símbolos que se usan en el bautismo para que los hombres podamos imaginarnos con algo que vemos, lo que está sucediendo por dentro y que no podemos ver:

1) Movimiento del atrio a la Iglesia.

El rito sacramental se inicia en el atrio de la Iglesia y se camina hacia dentro de la misma, significando el paso de la muerte a la vida, del pecado a la gracia, del mundo al cielo.

2) Los exorcismos

a) Renuncia a Satanás.

En voz alta el bautizado, o los padrinos en su lugar, renuncian a Satanás, a sus pompas y a sus obras. El renunciar a las pompas del demonio, significa renunciar al ambiente mundano y materialista que reina en el mundo. El renunciar a las obras del demonio, significa renunciar al pecado.

b) Señal de la cruz.

El sacerdote hace la señal de la cruz en la frente y el pecho del bautizado, significando que en sus pensamientos y sentimientos, Jesús vence al demonio.

3) Unción con óleo.

 

La unción se hace con un óleo especial llamado crisma, el cual es bendecido por el obispo el jueves santo. El significado de esta unción es que el nuevo cristiano comparte con Cristo una triple misión como profeta, rey y sacerdote, los cuales eran ungidos antiguamente. En la antigüedad, también untaban de aceite a los luchadores para que su cuerpo estuviera flexible y escurridizo. En el bautismo se hace la unción con aceite también con este significado, dándole al bautizado un carácter de luchador triunfador contra el demonio, infundiéndole valor en la lucha y seguridad en el éxito.

4) La sal.

 

Dentro del rito se le pone un poco de sal en la lengua del bautizado. Esto es una señal de bienvenida. Simboliza la entrada a la familia de la Iglesia y la bienvenida que le damos al nuevo miembro. Otro significado que tiene la sal, es el gusto por las cosas de Dios que la gracia del Bautismo le dará al bautizado.

5) El agua.

 

Siempre se ha relacionado al agua con la purificación, ya que vemos sus efectos en el baño diario: El agua tiene el poder de limpiar, sanar, purificar. En la Biblia, el agua tiene dos significados: En algunos casos es devastadora (El Diluvio Universal) y en otros es vivificante (La Creación). En el bautismo, el agua es devastadora para el pecado y vivificante para el espíritu.

6) La vela.

 

La vela tiene dos significados: Es Cristo como luz que iluminará la vida del bautizado y es señal de que el bautizado tiene la misión de ser luz del mundo.

7) El Credo.

 

El rezo del Credo, es símbolo del compromiso de fe y de identidad con la Iglesia que adquiere el bautizado.

8) El rezo del Padre Nuestro.

 

Con esta oración el bautizado manifiesta que se ha convertido en hijo de Dios.

Los efectos del Bautismo

El bautismo es un gran regalo que Dios nos ha dejado para ayudarnos a llegar a la salvación eterna. Aunque aparentemente todo sigue igual por fuera, los cambios que el bautismo realiza en nosotros son los siguientes:

 

1) Nos hace hijos de Dios. Con el bautismo recibimos una vida nueva, la vida de gracia que nos hace participar de la vida divina. Es una filiación real y no una adopción, pues la vida de Dios estará dentro de nosotros.

 

2) Nos hace miembros de la Iglesia. Al recibir el bautismo, entramos a formar parte de una familia; la familia formada por todos los hijos de Dios, que es la Iglesia. El bautismo nos abre la puerta para poder recibir todos los demás sacramentos.

 

3) Nos perdona todos los pecados. A diferencia del bautismo de Juan, el bautismo instituido por Jesús sí perdona los pecados del que los recibe, incluyendo al pecado original. Es algo gratuito que no pide reparación alguna.

 

4) Nos perdona todas las penas merecidas. Al recibir el bautismo se borran definitivamente nuestros pecados y las penas que por ellos merecíamos. Esto significa que si una persona muere acabando de recibir el bautismo, no irá al purgatorio, pues no necesita purificación alguna. La confesión en cambio, solamente borra el pecado, pero no el deber de purificación, que lo podemos cumplir en la tierra con sacrificios, penitencias y buenas obras, o en el purgatorio después de nuestra muerte.

 

5) Nos infunde las virtudes teologales. En el bautismo, Dios nos hace tres regalos: Son la Fe, la Esperanza y la Caridad. Las recibimos como semillas y es deber nuestro el hacerlas crecer para que lleguen a su máximo desarrollo dentro de nosotros.

La fecha más importante

Ciertamente que en la Iglesia volvemos a tomar conciencia, cada vez más viva, de la importancia que tiene el Bautismo. Estamos volviendo con ello a la más pura tradición cristiana, heredada de los mismos Apóstoles.

El momento culminante de nuestra vida no es precisamente aquel en que vimos la luz primera ni lo será el momento último, sino que es el momento en que cayó sobre nuestra cabeza el agua bautismal. Porque nacimos para ser hijos de Dios, nuevo nacimiento que nos da el Bautismo; y morimos para entrar de lleno en la gloria de Dios, coronamiento de la vida que el Bautismo nos dio.

Luis, el santo rey de Francia, cada vez que le nacía uno de sus muchos hijos, sentía verdadera impaciencia por llevar inmediatamente a la iglesia al recién nacido. Apenas regresaban a casa con la criatura ya bautizada, le estampaba el beso más ardiente, mientras le decía con profunda fe:

 

- Antes eras sólo hijo mío. ¡Ahora eres hijo de Dios!

Toda la vida divina que llevamos dentro arranca del Bautismo como el agua de la fuente. Ser bautizados es nuestro mayor timbre de gloria. Era también ésta la fe de una señora que molestó más de una vez al párroco, cuando aún no existían las fotocopiadoras:

- Padre, ¿me presta el libro de los Bautismos?
- ¿Para qué lo quiere?
- Mire, aquí traigo a esta amiga que tiene una caligrafía excelente y dibuja muy bien. Mi hijo va a hacer la Primera Comunión, y quiero hacerle el mayor regalo.

Y el regalo que aquella mujer de fe hacía a sus hijos e hijas en su Primera Comunión era una copia preciosa del acta bautismal, en pergamino y enmarcada en un cuadro de lujo. Tenía toda la razón, puesto que el Bautismo ha realizado en nosotros cosas verdaderamente grandes. Auténticas maravillas, como las realizadas en María la Virgen.

Al querer hablar del Bautismo nos metemos siempre en la alta teología que contiene. Hacemos bien, porque nunca profundizaremos bastante en la riqueza doctrinal del Sacramento que es la puerta de todos los demás. Pero hay una manera muy efectiva de ver el Bautismo para descubrir todos sus tesoros: es el considerar los signos de que va acompañada su celebración.

 

Esos signos encierran y a la vez manifiestan todo lo que Jesucristo, los Apóstoles y la Iglesia nos han enseñado siempre sobre la grandeza que nos distingue a los bautizados, de las obligaciones sagradas y de los privilegios que nos ha echado encima.

¿Queremos saber entonces lo que es un bautizado? Nos basta recorrer las ceremonias que se han desarrollado en su celebración para darnos cuenta de su grandeza. Ese signar con la cruz al bautizando, el leerle la Palabra de Dios, el cubrirle la cabecita con un velito blanco, el entregarle el cirio prendido..., todo, en fin, tiene unos significados profundos y divinos. Se le signa con la Cruz, porque toda la gracia de la redención de Cristo se ha volcado sobre su alma.

Se le proclama la Palabra, porque ha sido engendrado a la vida de la fe. Se le exorciza, porque el demonio, causante e instigador del pecado, ya no tiene que hacer nada allí. Se le dicta hacer promesas y recitar el Credo, porque va a ser testimonio de Cristo y un valiente proclamador de la fe. Se le sumerge en el agua, que le limpia de todo pecado y le infunde la vida del Resucitado, haciéndole una nueva creación.

Se le unge con el sagrado crisma, porque se ha convertido en otro Cristo, en miembro viviente de Cristo Jesús. Se le viste de blanco, signo de la inocencia que se lleva en su alma. Recoge una vela encendida, porque ha sido alumbrado con la luz de Cristo y sale a iluminar al mundo. Reza, y todos rezan con él y por él la oración del Padrenuestro, enseñada por Jesús, porque ese recién bautizado, sin que él se dé cuenta, es ya un hijo de Dios. Se bendice a sus papás, porque la Iglesia les agradece, en el nombre del mismo Dios, ese nuevo hijo o hija que han traído como un ciudadano más del Reino y de la Gloria.

Todo esto es patrimonio cristiano, nacido, conservado y desarrollado por la Iglesia, desde los Apóstoles hasta nuestros días a través de mucho siglos. Todo nos dice lo grande que es el don de Dios. Todo nos enseña lo grandes que Dios nos ha hecho.

Esto ha llevado a la Iglesia en nuestros días a intensificar la preparación para recibir el Bautismo. Los fieles, gracias a Dios, vamos tomando conciencia de lo que es y debe significar el Bautismo en nuestras familias. Lo que es una gracia de Dios extraordinaria y causa de legítimo orgullo, es también un compromiso serio que adquirimos con la Iglesia y con el mismo Jesucristo.

Naturalmente, que si todo esto es cierto y tenemos fe, el Bautismo se mira entonces, y es considerado siempre después como el acontecimiento cumbre de la vida. Nos esperarán tal vez otros días grandes, pero como el del Bautismo, ninguno. ¿Por qué no se podría celebrar su aniversario como la fecha también más jubilosa?

Los deberes que adquieren los padrinos de Bautizo

Ser padrino o madrina de un bautizado obliga a un deber de testimonio y de catequesis. El testimonio consiste en vivir con alegría y coherencia su vida cristiana siendo modelo imprescindible para el ahijado, sobre todo en los momentos difíciles de su vida.

 

La catequesis consiste en enseñar al ahijado, junto con los papás, a rezar y a conocer y vivir las verdades fundamentales de la fe y de la persona humana. (Cfr. Código de Derecho Canónico 874).

¿Por qué Bautizar a los niños pequeños?

Todos queremos, como humanos, amar y ser amados. Y ser cristiano, no significa otra cosa que practicar el mandamiento del amor: “Amaos los unos a los otros como Yo os he amado”. El amor auténtico nunca ha sido un mal para nadie. Que un niño goce del amor de sus padres ya desde la concepción, no es ningún condicionamiento negativo sobre la libertad y voluntad del niño. Más aún, es lo más hermoso que un niño puede poseer: el amor y afecto de sus padres.

Qué triste es ver a niños maltratados y rechazados por sus propios padres. ¿Por qué, pues, será el amor de Dios un mal para el nuevo bautizado? Gozar del amor de Dios es lo máximo que se puede pedir, y nosotros no tenemos el derecho de privar a nadie del don de ser amado.

El bautismo es la puerta del encuentro con Cristo, el fundamento de toda la vida cristiana y la incorporación al pueblo de Dios, la Iglesia. Contiene en germen toda la acción santificadora de la gracia de Dios, que se irá desarrollando a lo largo de toda su vida. El hombre que hoy se bautiza como niño, llegará con la ayuda de la Iglesia, a responder conscientemente a la gracia que ha recibido. Necesitará de sus padres y de la misma Iglesia, pues son quienes han proclamado la fe en nombre el niño y se han hecho garantía de la educación y del desarrollo de su fe.

"Quien no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios" (San Juan 3,5).

Las objeciones contra el Bautismo de los niños proceden de una triple ignorancia: Ignorancia de los bienes del Bautismo, de la Palabra de Dios y de la práctica de la Iglesia.

El Bautismo es una gracia Inestimable

El Bautismo nos hace hijos de Dios. (Gálatas 4, 5-7)

El Bautismo es la fuente de la vida nueva en Cristo. Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) 1253

El Bautismo nos lava el pecado. (Hechos 2, 38)

El Bautismo nos incorpora a Cristo, (Romanos 8, 29). CIC 1272 y a la comunidad de salvación. CIC 1273

El Bautismo nos imprime el "sello del Señor" con que el Espíritu Santo nos ha marcado para el día de la redención. (Efesios 4, 30)

Los padres privarían al niño de la gracia inestimable de ser hijo de Dios si no le administraran el Bautismo.

¿Qué Dice La Biblia?

Jesucristo lo dijo claramente a Nicodemo: "Quien no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios" (San Juan 3, 5). Jesucristo no excluye a nadie, todos necesitan del Bautismo. "Lo nacido de la carne, es carne, lo nacido del Espíritu, es espíritu". Si un niño no está bautizado no es nacido del Espíritu.

Lo que Enseña el Antiguo Testamento

Los niños en la Antigua Alianza no esperaban a ser adultos para incorporarse al pueblo de Dios, sino que eran circuncidados al octavo día. Lee: (Hechos 7, 8). El Bautismo sustituye a la circuncisión, por eso los primeros cristianos bautizaban a los niños.

La Práctica de la Iglesia

En un inicio, la mayoría de los bautizados eran adultos. No era posible de otra manera porque era una Iglesia de convertidos. Pero ya desde entonces era costumbre bautizar "casas" enteras: 1 Corintios 1, 16; Hechos 16, 15. 33. Los miembros de la casa incluían a las mujeres, a los niños y a los esclavos aunque no se mencione.

El Bautismo era comparado con el Arca de Noé, donde se salvaba la familia entera: Padres e hijos. (1 Pedro 3, 20-21). La salvación era para toda la familia.

San Policarpo que murió en 155 d.C. en el momento de su martirio, cuando se le pide abjurar de su fe en Cristo, atestigua: "Hace ochenta seis años que le sirvo", difícilmente podría haber dicho eso si no hubiese sido bautizado desde niño.

Lo Que Enseña La Iglesia

La advertencia de Cristo en el Evangelio: "Quien no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de los cielos" (San Juan 3,5), debe entenderse como la invitación de un amor universal e infinito; un llamado a sus hijos deseando para ellos el mayor bien. Este llamamiento irrevocable y urgente no puede dejar al hombre en una actitud indiferente o neutral, ya que su aceptación es para él la condición del cumplimiento de su destino. (Instrucción sobre el Bautismo de los niños #10)

La fe, no es sólo un acto personal, sino también una virtud sobrenatural. Los niños no son capaces de un acto personal de fe, pero sí pueden tener la fe como virtud sobrenatural. De la misma manera que "el amor ha sido derramado en nuestros corazones por el Espírtu Santo que nos ha sido dado", es decir, por gracia y no por nuestro propio esfuerzo así también el Espíritu Santo da la fe a los que reciben el Bautismo. (La Doctrina de la Fe, Franco Amerio p.445)

Objeciones

1ª. Objeción. La fe es necesaria para el Bautismo, los niños no pueden hacer un acto de fe, por tanto no pueden ser bautizados.

La Iglesia está de acuerdo: "El Bautismo es el sacramento de la fe". (CIC 1253). "El que creyere y se bautizare se salvará" (Marcos 16, 16) Por eso "..el Bautismo jamás se ha administrado sin fe: para los niños se trata de la fe de la Iglesia". (Instrucción sobre el Bautismo de los Niños No. 18).

Entrar al cine sin boleto es un fraude, pero si otro paga mi boleto, tengo tanto derecho a entrar como si yo lo hubiera pagado.

Cristo siempre exigió la fe para sanar a los enfermos, pero en el caso de los niños bastaba la fe de su padre o su madre, como es el caso de la hija de Jairo, Marcos 5, 36 y de la hija de la sirofenicia, San Mateo 15, 28.

Nadie se puede dar la fe a sí mismo. El niño recibe la vida de sus padres, y la fe de la Iglesia. Es una fe inicial, en semilla, que después debe crecer y volverse adulta, sin embargo basta para recibir el Bautismo. De esta forma los niños reciben la fe y con ella la vida eterna como un don gratuito de Dios a través de la iglesia. Lee: CIC n. 169.

El Bautismo de los niños pone de manifiesto la gratuidad de la salvación.

"Dejad que los niños vengan a mí" (San Marcos 10, 14 / San Mateo 19, 14)

La Sra. Edith era una convencida Bautista, pero sucedió que uno de sus hijos nació con Síndrome de Down. El pastor se negó a bautizarlo porque el niño "no podía hacer un acto de fe". Para la Sra. Edith las palabras de Cristo eran claras: "Quien no nace del agua y del espíritu no puede entrar en el Reino de Dios". ¿Por qué su hijo iba a estar excluido del Reino de Dios? Decidió llevar a su hijo a una iglesia donde lo bautizaran y así se convirtió el niño en hijo de Dios y ella a la fe católica.

2ª. Objeción. Los niños no necesitan Bautismo porque ellos son inocentes y no tienen pecado.

El que no distingue, confunde. Los niños no tienen pecados personales, pero sí tienen el pecado original.

San Pablo opone a la universalidad del pecado, la universalidad de la salvación en Cristo: "Por un sólo hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte y así la muerte alcanzó a todos los hombres, pues todos pecaron..." (Romanos 5, 12). Si todos sufren la derrota del pecado, entonces, todos necesitan el baño que nos lava del pecado: el bautizo.

TODOS SOMOS PECADORES

El Rey David dice en el salmo 50: "Mira, en la culpa nací, pecador me concibió mi madre..." Si el bebé, desde el seno de su madre, nace con culpa y es un pecador, quiere decir que también necesita el "Bautismo para el perdón de los pecados". Lee: Hechos 2, 37. Estudia detenidamente: CIC n.1250 y 405.

TODOS SOMOS CIEGOS

La historia del ciego de nacimiento (Juan 9) es muy aleccionadora. El ciego representa al cristiano, porque todos nacemos ciegos a la fe y, por tanto, todos necesitamos lavarnos en la Piscina del Enviado = el Bautismo de Cristo. Si los gatitos a los ocho días abren los ojos ¿porqué los niños deben esperar a ser adultos para abrirlos?

3ª. Objeción. No es bueno imponer a los niños una fe que ellos no han escogido.

La fe ni es "escogida", ni es "impuesta" sino que es don y gracia de Dios. Si el Bautismo confiere a los hijos el bien sublime de la gracia divina, sólo unos padres ignorantes o incrédulos podrán negar a sus hijos este don. Pero además, ¿Quién eres tú para negar a Jesucristo el derecho legítimo sobre aquel por quien Él murió y resucitó?

4ª. Objeción. Jesucristo se bautizó de grande y se bautizó en el río.

Esta objeción revela una gran ignorancia de la palabra de Dios. Porque Cristo recibió el Bautismo de Juan, que era un bautismo de penitencia, nosotros en cambio, recibimos el Bautismo de Cristo, en fuego y Espíritu. Por eso somos "cristianos" y no "bautistas". Y por eso los católicos bautizamos no como el Bautista lo hacía, sino como Cristo manda: "en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo". Lee: Mateo 28, 19.

5ª. Objeción. ¿Y qué hay de los niños que mueren sin Bautismo?

"La Iglesia los confía a la misericordia de Dios que quiere que todos los hombres se salven" (1 Timoteo 2, 4) y a la ternura de Jesús con los niños, que le hizo decir: "La Iglesia los confía a la misericordia de Dios que quiere que todos los hombres se salven" (1 Timoteo 2, 4) y a la ternura de Jesús con los niños, que le hizo decir: "Dejad que los niños se acerquen a mí, y no se lo impidáis" (Marcos 10, 14). Esto nos permite confiar en que hay un camino de salvación para los niños que mueren sin el Bautismo. Por esto es más apremiante aún la llamada de la Iglesia a no impedir que los niños vengan a Cristo por el don del Bautismo. (CIC n. 1261).

En cuanto a los niños muertos sin Bautismo, la Iglesia sólo puede confiarlos a la misericordia divina, como hace en el rito de las exequias por ellos. En efecto, la gran misericordia de Dios, que quiere que todos los hombres se salven (Cf. 1Tim 2,4) y la ternura de Jesús con los niños, que le hizo decir: En cuanto a los niños muertos sin Bautismo, la Iglesia sólo puede confiarlos a la misericordia divina, como hace en el rito de las exequias por ellos. En efecto, la gran misericordia de Dios, que quiere que todos los hombres se salven (Cf. 1Tim 2,4) y la ternura de Jesús con los niños, que le hizo decir: "Dejad que los niños se acerquen a mí, no se lo impidáis" (Mc 10,14), nos permiten confiar en que haya un camino de salvación para los niños que mueren sin Bautismo. Por eso es más apremiante aún la llamada de la Iglesia a no impedir que los niños pequeños vengan a Cristo por el don del santo Bautismo. -Catecismo 1261

Resumen del Bautismo en el Catecismo de la Iglesia Católica

1275 La iniciación cristiana se realiza mediante el conjunto de tres sacramentos: el Bautismo, que es el comienzo de la vida nueva; la Confirmación que es su afianzamiento; y la Eucaristía que alimenta al discípulo con el Cuerpo y la Sangre de Cristo para ser transformado en El.

1276 "Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado" (Mt 28,19-20).

1277 El Bautismo constituye el nacimiento a la vida nueva en Cristo. Según la voluntad del Señor, es necesario para la salvación, como lo es la Iglesia misma, a la que introduce el Bautismo.

1278 El rito esencial del Bautismo consiste en sumergir en el agua al candidato o derramar agua sobre su cabeza, pronunciando la invocación de la Santísima Trinidad, es decir, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

1279 El fruto del Bautismo, o gracia bautismal, es una realidad rica que comprende: el perdón del pecado original y de todos los pecados personales; el nacimiento a la vida nueva, por la cual el hombre es hecho hijo adoptivo del Padre, miembro de Cristo, templo del Espíritu Santo. Por la acción misma del bautismo, el bautizado es incorporado a la Iglesia, Cuerpo de Cristo, y hecho partícipe del sacerdocio de Cristo.

1280 El Bautismo imprime en el alma un signo espiritual indeleble, el carácter, que consagra al bautizado al culto de la religión cristiana. Por razón del carácter, el Bautismo no puede ser reiterado (cf DS 1609 y 1624).

1281 Los que padecen la muerte a causa de la fe, los catecúmenos y todos los hombres que, bajo el impulso de la gracia, sin conocer la Iglesia, buscan sinceramente a Dios y se esfuerzan por cumplir su voluntad, pueden salvarse aunque no hayan recibido el Bautismo (cf LG 16).

1282 Desde los tiempos más antiguos, el Bautismo es dado a los niños, porque es una gracia y un don de Dios que no suponen méritos humanos; los niños son bautizados en la fe de la Iglesia. La entrada en la vida cristiana da acceso a la verdadera libertad.

1283 En cuanto a los niños muertos sin bautismo, la liturgia de la Iglesia nos invita a tener confianza en la misericordia divina y a orar por su salvación.

1284 En caso de necesidad, toda persona puede bautizar, con tal que tenga la intención de hacer lo que hace la Iglesia, y que derrame agua sobre la cabeza del candidato diciendo: "Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo".

Fuente: Corazones.org / Catholic.net / ACI Prensa / EWTN

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