top of page

HISTORIA DE LA IGLESIA CATÓLICA

​CAPÍTULO 18 "IGLESIA DE GUATEMALA DURANTE LA CONQUISTA Y LA COLONIA"

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

1. Contexto de los pueblos mayas

A comienzos del siglo XVI, los pueblos mayas vivían una situación crítica a causa de las guerras y divisiones internas. Kaqchikeles, kichés y tzutuiles vivían enfrentados entre sí.

No obstante, la sociedad maya vivía al interior de sus propias comunidades un fuerte espíritu de unidad y armonía con Dios y con toda la creación. Las comunidades mayas estaban bien organizadas, siguiendo las tradiciones de sus antepasados.

La sociedad maya giraba en torno a la tierra, la "madre tierra", sobre la que no había derecho de propiedad sino solamente derecho de uso.

En el año 1524 la región de Guatemala fue invadida y conquistada por los soldados de Pedro de Alvarado. Los indígenas ofrecieron una heroica resistencia a la ocupación de su territorio, pero sectarizada en grupos aislados y desorganizada. Las guerras entre ellos y la superioridad militar de los castellanos, llevó pronto a la total conquista de Guatemala (José Antonio Móbil).

2. La primera evangelización

Los misioneros que llegaron a Guatemala encontraron una gran dificultad para evangelizar. No sabían comunicarse con el pueblo. Hablaban otro idioma y tenían otros símbolos. Pero con gran esfuerzo fueron aprendiendo las lenguas mayas.

A pesar de los grandes peligros, los misioneros se fueron internando, cada vez más, en las regiones indígenas. En aquel tiempo no había carreteras. Se caminaba a pie. Su único interés era dar a conocer a Cristo y proclamar su Evangelio.

Entre estos misioneros, algunos impulsaron una evangelización conquistadora y dominadora. "No supieron valorar las semillas del Verbo, pues, al no superar la falsa idea de que la cultura europea era superior a la indígena, su visión contra la idolatría y la hechicería les llevó a destruir templos y monumentos, a suprimir ritos y celebraciones, a quemar códices y otros documentos" (Carta Pastoral de los obispos de Guatemala "500 años sembrando el Evangelio", 1.1.2).

Otros misioneros tomaron la línea de la evangelización liberadora e inculturada. "Destaca la personalidad polifacética del primer obispo, Francisco Marroquín (1534-1563), quién desarrolló una acción pastoral extraordinaria. Igualmente hacemos memoria de Bartolomé de Las Casas, Domingo de Betanzos, Luis Cáncer, Juan Godínez, y otros muchos.

Su que hacer pastoral impregnado de auténtico espíritu evangélico, se caracterizó por la defensa del indígena, la promoción de instituciones educativas y de caridad, la inculturación de la fe, que les lleva al aprendizaje y utilización de las lenguas autóctonas en la predicación, la catequesis y el canto, la denuncia profética de los abusos de los conquistadores.

Algunos de ellos coronaron su vida con la palma del martirio, como fray Domingo de Vico, en la Verapaz" (Carta Pastoral de los obispos de Guatemala "500 años sembrando el Evangelio", 1.1.2).

Pero hay algo todavía peor: es la fusión entre la Iglesia y el Estado, en base a la cual, la corona, es decir, el Rey y su Corte, comenzó a nombrar obispos y a controlar el envío de misioneros. Con esto, la corriente liberadora e inculturada de la Iglesia sufrió un duro golpe.

Los misioneros encontraron mucha oposición y dificultades por parte de los conquistadores, encomenderos, criollos (hijos de españoles nacidos en Guatemala), los gobernadores y el ejército.

Algunos misioneros se fueron a vivir con los indígenas. Comían, dormían, trabajaban, sufrían y festejaban la vida con ellos y, después de aprender la lengua, los evangelizaban y les enseñaban el castellano para que pudieran defenderse.

3. Se organiza la Iglesia

En el año 1532 Francisco Marroquín fue nombrado obispo de Guatemala. Para la organización de la Iglesia se apoyó en los frailes dominicos que estaban en las Verapaces y en algunos Padres franciscanos.

Francisco Marroquín, primero se ocupa en organizar la Iglesia en la Capital, que entonces era Santiago de los Caballeros, hoy Antigua Guatemala. Y después se dedica a visitar las comunidades indígenas. Francisco Marroquín, como pastor, aprende las principales lenguas de Guatemala. "Desde el principio, se dio con empeño al estudio de las lenguas del país, las que aprendió en poco tiempo y con gran perfección, que pronto las pudo enseñar a otros y de hecho las enseño a los primeros ministros del Evangelio que a aquellas tierras sucesivamente iban llegando" (Luis Diez de Arriba. Historia de la Iglesia Católica en Guatemala, p.54).

La promoción de la lengua se convirtió en ley para todo sacerdote que iba a trabajar con los indígenas. Cada sacerdote debía pasar un examen de lengua del lugar donde recibiría su asignación.

Las primeras órdenes religiosas que llegaron a Guatemala fueron:

Los Padres Dominicos. Estos respondieron a la petición del obispo Francisco Marroquín. Se internaron en la Verapaz con fray Bartolomé de Las Casas al frente. Después crearon un Colegio, en donde enseñaron las primeras letras. Más tarde, fundaron otro Colegio donde enseñaban Artes y Teología para clérigos y seglares.

Los Padres Franciscanos. Llegaron en el año 1540. El primer fraile franciscano fue Gonzalo Méndez al que le siguieron seis compañeros. Se entregaron de lleno a la enseñanza de la doctrina cristiana, administración de sacramentos y atención a los enfermos.

Los Padres Mercedarios, a quienes el obispo Francisco Marroquín les asigna la evangelización de los mames (Huehutenango, San Marcos y parte de Quetzaltenango). Con mucha entrega y generosidad evangélica los misioneros mercedarios evangelizaron el altiplano de San Marcos. Tuvieron su principal centro de misión en Tejutla, y de ahí se extendieron hacia Sipacapa, Comitancillo e Ixchiguán. Para evangelizar, aprendieron la lengua de los pueblos mames y sipacapense.

En el año 1582 llegan los Padres de la Compañía de Jesús (Jesuitas). Se dedicaron a la educación y ministerios pastorales en la Capital.

En 1610 llegan los Padres Agustinos.

Las primeras religiosas que llegaron a Guatemala eran de clausura. Se dedicaban a la vida contemplativa. Todavía, en aquel tiempo, no se habían fundado las Congregaciones religiosas de vida activa y apostólica.

Los misioneros organizaron las Cofradías entre los cristianos indígenas. Nombraron cofrades para cada Santo. Estos cofrades fueron los encargados de organizar las celebraciones en la festividad del Santo.

En las Cofradías, el pueblo indígena hizo una síntesis entre la religión cristiana y sus celebraciones mayas. De esta manera se dio participación al Chimán, quien al inicio de las principales fiestas, hace otra celebración en las cuatro esquinas del pueblo y termina en la cruz de la plaza y puerta del templo católico.

No podemos cerrar este capítulo sin hacer memoria de fray Juan Ramírez, dominico, quien fue el cuarto obispo de Guatemala desde 1601 a 1609. Fue un profeta que defendió con audacia evangélica los derechos de los indígenas, después de haber vivido y sufrido con ellos.

4. El Santo Hermano Pedro de Batancourt

Hombre de Dios al servicio de los pobres. Nació en Tenerife, Islas Canarias (España) en 1626. Desde niño, en su tierra natal, siguió los caminos de Jesús. Llegó a Guatemala cuando tenía 24 años de edad movido por un espíritu misionero.

Fue un hombre humilde, laico, con gran sensibilidad humana y espiritual. Optó por vivir pobremente al servicio de los marginados, derramando amor y misericordia. Combatió la discriminación del indígena con el testimonio de su vida de entrega y servicio fraternal.

Contemplo a Dios en el rostro de los hombres y mujeres sufrientes, enfermos, peregrinos, presos... Fundó el primer hospital para convalecientes de América y organizó la primera escuela pública para niños y niñas pobres y un centro de alfabetización para adultos.

Murió el Hermanito Pedro cuando tenía 41 años, el 25 de abril de 1667, en la ciudad de Santiago de los Caballeros, hoy Antigua Guatemala.

Fuente: "Historia de la Iglesia Católica" - 25 Edición- Fernando Bermúdez. Diócesis de San Marcos, Guatemala. Editorial Católica Kyrios. Autorizado por: Monseñor Álvaro Leonel Ramazzini Imeri, Obispo de San Marcos.

Colonia 1.jpg
Colonia 3.jpg
Colonia 10.jpg
bottom of page