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HABLEMOS DEL DIABLO

Capítulo 14 - "¿Cómo se hace un exorcismo?" 1/2

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Actualmente, en todas partes del mundo son muchos los obispos que se han visto en la urgencia de nombrar exorcistas, ya que son muchos los casos de personas que se sienten oprimidas por fuerzas misteriosas. También llama la atención que, en muchos lugares, como en Roma, París, México y en otras partes, se han organizado congresos de exorcistas para ponerse de acuerdo con respecto a la "nueva situación", que se ha presentado en el mundo actual, en el que muchas personas insisten en que su problema no es puramente psicológico, sino que tiene una raíz demoníaca.

El periódico italiano, "La Crónica de hoy", el 18 de febrero de 2005, informaba: "Es un hecho inédito e histórico, el primer curso de satanismo y exorcismo del mundo fue inaugurado ayer en Roma en la Pontificia Universidad Regina Apostolorum, ante un centenar de sacerdotes y con la participación de expertos en sectas diabólicas". Otro periódico italiano comentaba: "La iniciativa de crear este curso responde a la preocupación del Vaticano por el aumento de ritos ligados al satanismo, especialmente entre los jóvenes, así como la creciente demanda por parte de feligreses, de sacerdotes que realicen servicios de exorcismo".

Así, como al aparecer Jesús se desataron los poderes del mal para impedir la obra del Señor, así también, ahora, que estamos viviendo una "corriente de Gracia" por medio de la presencia fuerte del Espíritu Santo, también experimentamos la fuerza del poder de las tinieblas, que, a toda costa, quiere impedir la obra de Jesús por medio del Espíritu Santo.

"A mí no me toca..."

La actitud de muchos eclesiásticos, cuando se enfrentan a estos casos, muchas veces, consiste en excusarse citando el canon 1172, del Derecho Canónico, en el que se estipula que un exorcismo sólo puede ser hecho por un sacerdote autorizado por el obispo del lugar.

Hay que destacar que el canon 1172 se refiere, expresamente, a la "POSESIÓN DIABÓLICA" y no a lo que los expertos en demonología llaman "infestación diabólica" u "opresión diabólica".

Es por eso que urge que en la iglesia, los pastores, más que "lavarnos las manos", alegando: "A mí eso no me gusta", nos preocupemos de profundizar cuál debe ser nuestra obligación en lo que respecta a la atención personalizada de estos hermanos que, sinceramente, se sienten oprimidos por fuerzas que según los expertos, pueden ser, de veras, diabólicas.

Estos fenómenos misteriosos se están dando tanto en ciudades altamente desarrolladas como Roma, París, Londres, Turín, como países del tercer mundo, de los cuales muchas veces se desconfía, cuando se refieren a cosas del diablo. El teólogo René Laurentin, que, con motivo de su investigación acerca del diablo, ha tenido que relacionarse con muchos exorcistas del mundo, ha constatado que hay un movimiento a nivel mundial en la Iglesia Católica para dar una respuesta adecuada al problema de muchas personas que se sienten oprimidas por fuerzas, que no son naturales. El mismo teólogo afirma que en Francia hay más de setenta exorcistas autorizados y que son los mejor organizados de Europa. Así que no es un problema de tercermundistas, sino un problema global.

El Cardenal Suenens, en su libro "Renovación y poder de las tinieblas", escribió: "Confieso que yo mismo me siento interpelado, ya que me doy cuenta de que a lo largo de mi ministerio pastoral no he subrayado bastante la realidad de las potencias del mal, que actúan en nuestro mundo contemporáneo y la necesidad del combate espiritual que se impone entre nosotros".

A la luz del Evangelio y de la Tradición de la Iglesia, veo claro que atender a estos hermanos, torturados por malos espíritus, es una grave obligación que el Señor nos ha dejado. No hay ninguna excusa para decir: "Esas cosas a mí no me gustan", "A mí no me toca". Todos debemos sentirnos involucrados por Jesús en proclamar la Palabra, en sanar a los enfermos y en expulsar espíritus malos (Mt 10,1; Lc 10,1.19-20). Lo que he aprendido en la práctica acerca de la "oración de liberación", me lo han enseñado los laicos de la Renovación Carismática Católica (RCC), que sin mayores complejos teológicos, a la luz de la Biblia, han afrontado valientemente estos casos y han ayudado a tantas personas: han sido una respuesta para tantos fieles que en este delicado campo se encuentran tantas veces desorientados y desamparados.

El teólogo René Laurentin en su investigación sobre demonología deja constancia que los varios exorcistas del mundo le han confiado que los "carismáticos" son los que más han ayudado en estos casos difíciles que se dan en todo el mundo. El reconocido exorcista español, Padre José Fortea, que hizo su tesis en Roma sobre el exorcismo, en su Web, aconseja a los que se sienten oprimidos por fuerzas diabólicas, que, en vez de acudir a brujos y adivinos, como lo están haciendo, acudan a los de la Renovación Carismática Católica, que les van a ayudar eficazmente.

Destruir el reino del diablo

San Pedro en la evangelización que llevó a cabo en la casa del centurión pagano, llamado Cornelio, aseguró: "Jesús pasó haciendo el bien y sanando a los oprimidos por el diablo" (Hch 10,38). Los muchos exorcismos de los cuales da razón el Evangelio, son testimonios fehacientes del enfrentamiento de Jesús con la presencia de malos espíritus, que atacaban a los que se acercan al reino de los cielos.

Jesús entregó el poder de "expulsar a los espíritus malos" tanto a su jerarquía, los apóstoles, como a setenta y dos discípulos, que podríamos llamar los laicos de la Iglesia (Mt 10,1 y Lc 10,1. 19-20). Al despedirse Jesús, de su Iglesia, volvió a insistir en que les dejaba a los que creyeran el poder de "expulsar demonios en su nombre" (Mc 16,17). En el libro de Hechos, explícitamente, se habla de los exorcismos de Pedro, de Pablo y del diácono Felipe. A través de estos exorcismos la gente comprobaba que Jesús continuaba vivo en la Iglesia.

San Justino, en el siglo II, en su libro Apología, dejó constancia de que los primeros cristianos se gloriaban ante los paganos de que tenían más poder que los exorcistas paganos porque obraban con el poder del nombre de Jesús. La casi totalidad de estos exorcistas, a los que alude san Justino, eran laicos comprometidos, que creían firmemente en la promesa de Jesús de que en su nombre expulsarían espíritus malos. Michael Green, en su libro "Evangelización en la Iglesia primitiva" (Ediciones Certeza, Buenos Aires, 1979, Pág.70), hace constar que algo esencial de la evangelización de los primeros cristianos, era la expulsión de malos espíritus, ya que muchos se convertían del paganismo al cristianismo, y estaban contaminados por malas presencias. También, aquí, el autor detalla que esos exorcistas de la Iglesia primitiva eran sencillos laicos con mucha fe en el poder que Jesús les había confiado para expulsar a los malos espíritus.

El especialista en demonología y exorcista de Roma, Corrado Balducci, escribe: "Todo creyente puede exorcizar a Satanás en el nombre de Dios, obviamente sin servirse de las fórmulas del Ritual y con algunas precauciones prudenciales tendientes a excluir todo lo que puede hacer pensar en el poder ordinario de la Iglesia o en don carismático. Como añadidura a esta justificada apropiación del mando sobre el demonio, en los primeros tiempos estaba muy difundido entre los fieles el poder carismático concedido por Jesús a los apóstoles y a los discípulos y prometido, antes de la Ascención, a todos los creyentes, para facilitar en sus comienzos la difusión de la fe cristiana" (o.c. Pág. 122).

El reconocido exorcista, Gabriele Amorth, también está de acuerdo en esto cuando escribe: "Todos los fieles o comunidades pueden rezar las oraciones de liberación siguiendo la enseñanza de Cristo, que consta en el capítulo 16 de san Marcos: "Los que crean echarán demonios en mi nombre" (Revista 30 días # 100, 1996). El experto exorcista español, José Antonio Fortea, tiene mucha confianza en la oración de liberación que practican los de la RCC, por eso, no duda en enviar a las personas con problemas para que sean atendidos por estos laicos llenos de fe en el poder que Jesús ha dejado a todos los que crean para expulsar espíritus malos" (Mc 16,17). En los documentos citados, sobresale la acción de los laicos que podríamos llamar, más que un "exorcismo clásico", "una oración de liberación", para ayudar a los que estaban oprimidos, por fuerzas malignas.

Al principio de la Iglesia, todos los cristianos, sacerdotes y laicos, estaban involucrados en los exorcismos para ayudar a tantos paganos que llegaban a la Iglesia contaminados con muchas presencias maléficas. Más tarde, debido a lo delicado del asunto y a los peligros de exageraciones y de imprudencias, la Iglesia reglamentó lo que debía ser un exorcismo y quiénes lo podrían realizar. El canon 1172 establece: "Sin licencia peculiar y expresa del Ordinario del lugar, nadie puede realizar legítimamente, exorcismos sobre los posesos". Esta reglamentación, con la mejor buena voluntad, lo que logró a través de los años es que se introdujera una especie de complejo de miedo con respecto de orar por los que presentan "infestaciones de tipo diabólico". Desde hace muchos años, la mayoría de sacerdotes y laicos no quieren saber nada de estos asuntos. Cuando alguien se encuentra en una situación crítica con respecto a una "opresión diabólica", le toca ir de Herodes a Pilato, sin encontrar quién lo pueda atender de manera adecuada. Son muchos los fieles que, en su desesperación, van a parar a centros espiritistas, de brujería, o a iglesias protestantes, en donde los atienden y los presionan para que cambien de iglesia.

Cuando alguien con esta clase de síntomas se presenta a muchos sacerdotes, alegan que eso corresponde a un exorcista nombrado por el obispo, y que no es de su competencia. Si existe, tiene la cualidad de ser "secreto" porque nadie lo conoce. Por otra parte, se critica severamente a los laicos de la Renovación Carismática Católica, que, con la mejor buena voluntad, oran a su manera, por los que presentan esta clase de síntomas misteriosos y raros. Según mi experiencia, estos laicos, son los que han ayudado , en gran manera, a fieles católicos, que se sienten desamparados en este campo por sus pastores, que por lo general, les dicen que se trata de algo puramente psicológico.

El famoso pensador francés, León Bloy, comentaba: "Los sacerdotes no usan casi nunca su poder de exorcistas porque les falta fe y tienen miedo, en el fondo de disgustar al demonio". También añadía: "Si los sacerdotes han perdido la fe hasta el punto de que ya no creen en su privilegio de exorcistas ni hacen ya uso de él, esto representa una horrible desventura, una atroz prevaricación".

Posesión y opresión

***NO DEBEMOS CONFUNDIR POSESIÓN DIABÓLICA CON INFESTACIÓN U OPRESIÓN DIABÓLICA***

Pienso que habría que aclarar algunos conceptos, que nos pueden ayudar en la reflexión sobre los "exorcismos" y la "oración de liberación". LO QUE EL CANON 1172 REGLAMENTA, SE REFIERE, EXPRESAMENTE, A LA "POSESIÓN DIABÓLICA". PARA UN EXORCISMO DE UN "POSESO" SE NECESITA LA AUTORIZACIÓN DEL OBISPO DEL LUGAR. Ahora, bien, ¿Qué es una posesión diabólica? Aquí acudo directamente, no a teólogos teóricos, que nunca han hecho un exorcismo, sino a los expertos, que al mismo tiempo que han profundizado en el tema, son exorcistas de mucha experiencia.

El especialista en demonología, Corrado Balducci, es uno de los demonólogos más destacados. Ha sido nombrado exorcista en Roma. Uno de sus libros sobre demonología, se titula: "La posesión diabólica" (San Pablo, Bogotá, 2002). Balducci afirma: "La posesión diabólica es el dominio que Satanás ejerce directamente sobre el cuerpo e, indirectamente, sobre el alma de una persona. La posesión representa la mayor manifestación extraordinaria más grave y terrible, por cuanto transforma a un individuo en un instrumento fatalmente dócil al poder despótico y perverso del demonio". El mismo escritor añade: "El paciente no es responsable de las acciones que realiza, aunque sean ofensivas en grado sumo para todo lo que es sagrado y divino, aunque sean brutales, inmorales y, en fin, contrarias a cualquier ordenamiento positivo y natural. Balducci hace ver cómo en la "posesión" se dan dos elementos: la "presencia del demonio en el cuerpo del hombre", y el "ejercicio de un poder". Balducci también indica: "Es también posible que varios demonios estén presentes, como en otros lugares, en un mismo cuerpo".

El experimentado exorcista de Roma, Gabriele Amorth, asegura: "La posesión es muy rara"... "son pocos los casos de verdadera posesión".

Los expertos en la práctica del exorcismo, al mismo tiempo que nos aseguran que las "posesiones diabólicas" son raras, nos indican que lo que abunda son las "infestaciones diabólicas", que también llaman "opresiones diabólicas". Balducci nos describe qué es una "infestación diabólica" cuando especifica: "La infestación personal es una molestia que el demonio ejerce directamente sobre el hombre; puede ser interior o exterior según si actúa sobre los sentidos internos y las pasiones o sobre los sentidos externos". Balducci describe los síntomas de la opresión, cuando escribe: "La persona infestada se sentirá, aunque no lo quiera, invadida por ideas enfadosas, molestias que persisten, a pesar de los esfuerzos por ahuyentarlas; se sentirá poseída por arranques de ira, por angustias y desesperación, por movimientos instintivos de antipatía o por ternuras improvisas; podrá tener apariciones monstruosas y seductoras, percibir olores nauseabundos, ruidos, palabras y canciones, incluso obscenas y blasfemas, sufrir abrazos provocadores, azotes etc. !" (o.c pág. 102). Corrado Balducci, además de ser Doctor en Teología, tiene un doctorado en Psicología. De manera, que lo que expone está basado en su práctica como exorcista y como científico.

Esta distinción entre "posesión" y "opresión" es muy importante para resolver la cuestión de quién puede hacer una "oración de liberación". El canon 1172, expresamente, indica que para una "POSESIÓN" SÓLO UN SACERDOTE AUTORIZADO POR EL OBISPO DEL LUGAR, PUEDE REALIZAR ESE EXORCISMO. Aquí, el canon habla de "poseso", de "posesión diabólica". No se refiere, entonces, a lo que los expertos en exorcismos llaman "opresión diabólica", que es muy distinta a la posesión diabólica, EN LA CUAL PUEDEN PARTICPAR LOS LAICOS, SIEMPRE PREPARADOS Y PRUDENTES.

Mi aprendizaje

Es cierto que ha habido "desórdenes y abusos". Siempre en un campo tan delicado, los problemas vienen tanto de los que abusan o exageran, como también de los que deberían afrontar el problema y han tenido miedo de hacerlo.

Para nosotros, por la muerte y resurrección de Jesús, el demonio está virtualmente vencido. Misteriosamente, Dios le ha permitido todavía mucho poder antes de la derrota final. Conscientes de ese poder diabólico, que está atacando a tantos hermanos, debemos cerrar filas y formar un frente común para defendernos y atender a tantas personas, que han sido duramente atacadas por el espíritu del mal, que quiere impedir que pertenezcan al Reino de Dios y se salven. Jesús ya no está físicamente entre nosotros; pero nos ha dejado el poder de su Espíritu Santo para que continuemos haciendo lo que Él hacía cuando vino a establecer el reino de Dios. Una de las preocupaciones básicas de Jesús en su evangelización fue derrotar las fuerzas del mal, que impedían y siguen impidiendo que Dios reine en los corazones de todos.

Fuente: "Hablemos del Diablo" Padre Hugo Estrada, SDB -Editorial Salesiana Guatemala 2012-Nihil Obstat-con licencia eclesiástica.

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