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HISTORIA DE LA IGLESIA CATÓLICA

​CAPÍTULO 13 "LAS INVASIONES DE LOS BÁRBAROS Y EVANGELIZACIÓN DE EUROPA (400-500)"

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

1. La invasión de los bárbaros y caída del Imperio Romano de Occidente

El Imperio romano estaba en un proceso de decadencia a causa de las divisiones internas, intrigas y corrupción. En este tiempo, que comprende entre los años 410 a 457, unos pueblos procedentes del centro de Europa, de la raza germánica, invadieron el imperio romano, derribando a los emperadores de Occidente. El último de ellos, Rómulo Augústulo, fue destronado por el bárbaro Odoacro. Con esto desapareció el Imperio Romano de Occidente, y comenzó una nueva era: la Edad Media, que durará mil años (450 al 1450).

Estos pueblos invasores son llamados "bárbaros", por su poca cultura y salvajismo. Eran pueblos nómadas y guerreros. Podemos mencionar entre ellos a los godos, visigodos, vándalos, suevos, francos, sajones, anglos... Los sajones y anglos invadieron Gran Bretaña, los francos invadieron Francia, los visigodos y los suevos invadieron España, los godos y visigodos invadieron la península itálica. Los vándalos invadieron Andalucía. El rey visigodo Alarico conquista la ciudad de Roma. A finales del siglo V casi toda Europa estaba gobernada por reyes bárbaros.

Los bárbaros destruyeron todo lo romano: monumentos y arte. Sembraron la ruina y el exterminio. Saquearon ciudades.

Los monasterios y el papado resistieron a esta invasión. Por eso, LA ÚNICA INSTITUCIÓN QUE LOGRÓ SOBREVIVIR FUE LA IGLESIA. Asimismo, los monasterios preservaron la cultura: el arte y las letras. En la medida que fue declinando el Imperio romano, fue creciendo el prestigio de la Iglesia. Ella tomó las riendas de la sociedad occidental, impidiendo la pérdida de la cultura clásica.

No obstante, con la invasión de los bárbaros la cultura europea sufrió un considerable atraso. Se descuidó el estudio de las ciencias y las artes, desaparecieron las industrias artesanales y se paralizó el comercio. Socialmente se produjo un grave enfrentamiento entre pueblos, antes de que los invasores se fusionaran con los pueblos invadidos y aceptaran su cultura y civilización. Al invadir las provincias del Imperio romano, los reyes y soldados bárbaros mantuvieron las formas de vida y administración romanas. Como consecuencia de la pérdida de la unidad del Imperio, Europa se dividió en centenares de principados y reinos bárbaros, por ejemplo, el reino de los francos en Francia o el de los visigodos en España.

 

2. Actividad misionera y humanitaria de los monasterios

Frente a las invasiones bárbaras, los monjes no sólo conservaron la cultura, el arte y la ciencia, sino que también realizaron actividades humanitarias, sobre todo en el campo de la medicina y educación: abrieron hospitales y crearon escuelas junto a los monasterios. Otros monjes salieron de sus monasterios e iniciaron la evangelización de los pueblos bárbaros. San Martín de Tours y sus monjes evangelizaron Francia. San Patricio, que fue hijo de un diácono y nieto de un presbítero, evangelizó Irlanda, siendo el primer obispo de este país. San Bonifacio evangelizó Alemania, San Agustín de Canterbury evangelizó Inglaterra.

En el año 496, el monje San Remigio bautizó a Clodoveo, rey de los francos. Hacia finales del siglo V la Iglesia había logrado evangelizar todas las provincias del Imperio. Y en el año 589 los visigodos de España proclaman su adhesión a la Iglesia católica en el Tercer Concilio de Toledo y el rey Recaredo recibe el bautismo.

Pero eso trajo también sus consecuencias negativas, al igual que había sucedido en tiempo de Constantino. Los nuevos reyes buscaban también influir en los asuntos internos de la Iglesia. Por ejemplo, el rey quería tomar parte en el nombramiento de los obispos. Y así fue, los reyes y los príncipes comenzaron a poner y deponer obispos, mientras que el pueblo cristiano, el laicado de la base, fue siendo relegado en la elección de sus pastores.

En cuanto a la inculturación de la fe en el mundo bárbaro, aparecen aciertos y desaciertos: los bárbaros tenían su propia lengua y costumbres, y no entendían nada de latín, pero la Iglesia siguió con la lengua, los usos y las vestiduras de los romanos. Con esto resultó que el pueblo no podía participar en la celebración de la Eucaristía, pues todo se hacía en latín. No obstante, la Iglesia admitió diversos ritos litúrgicos propios de cada nación, por ejemplo: la liturgia romana y ambrosiana en Italia; la liturgia visigótica en España, la bizantina en Grecia, la galiciana en Francia... Y más adelante, admitirá la liturgia mozárabe en la España dominada por los árabes.

3. Estilo de vida de los cristianos en esta época

La gente que vivía durante la Primera Edad Media (450-950) en las regiones de Europa, África o Asia pertenecía a una familia cristiana desde hacía varias generaciones. El cristianismo ya estaba enraizado y formaba parte de la cultura del pueblo. En el año 398 se promulgaron leyes ordenando el establecimiento de una parroquia en los pequeños pueblos rurales "con un número determinado de clérigos elegidos de entre los fieles del lugar" (Franco Pierini). De este modo, la Iglesia se fue acercando cada vez más a la gente sencilla del pueblo.

Para formar parte de la comunidad cristiana se exigía participar en una catequesis, recibir el sacramento del bautismo y, más tarde, los otros sacramentos, especialmente la Eucaristía. La vida del cristiano en esta época estaba marcada por la liturgia y giraba en torno a la parroquia o a los monasterios. La liturgia no era la misma en toda la Iglesia. En Oriente había varios ritos: el de San Basilio, bizantino, armenio, maronita, copto, etíope... Y en Occidente había también diferentes ritos: romano, ambrosiano, galicano, mozárabe... "La liturgia era una escuela de vida, una escuela abierta a todos los que asistían" (Cattaneo). Sin embargo, en Occidente había una tendencia de unificar la liturgia con el rito romano, para garantizar la unidad civil.

Por otra parte, en esta época, se fue marcando cada vez más las diferencias al interior de la estructura eclesial. Los sacerdotes se fueron convirtiendo en súbditos del obispo, y los fieles casi en vasallos del párroco. La liturgia, que era el centro de la vida eclesial, se clericaliza, quedando reducidos los laicos a la condición de "usuarios", que tienen acceso a los servicios litúrgicos mediante el ofrecimiento de dinero o dones en especie. Esto fue llevando a ciertas desviaciones de la piedad popular, con algunas formas de retorno a las supersticiones paganas. Las parroquias no fueron centros de evangelización. Este papel lo asumieron los monjes. Fue impresionante la actividad evangelizadora de los monasterios tanto de Occidente, especialmente los benedictinos, como de Oriente, particularmente los monjes de San Basilio.

El compromiso monástico de oración, trabajo, estudio y actividad misionera y pastoral, contribuyó de manera decisiva a la evangelización y consolidación de la Iglesia. Por otra parte, los monasterios se convirtieron en centros de cultura y, en torno a ellos, había un despliegue de asistencia al pueblo pobre o damnificado por las epidemias.

Fuente: "Historia de la Iglesia Católica" - 25 Edición- Fernando Bermúdez, Diócesis de San Marcos, Guatemala. Editorial Católica Kyrios. Autorizado por: Monseñor Álvaro Leonel Ramazzini Imeri, Obispo de San Marcos.

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