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HISTORIA DE LA IGLESIA CATÓLICA

​CAPÍTULO 12 "LOS SANTOS PADRES DE LA IGLESIA"

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El cristianismo en el siglo IV, ya estaba extendido más allá de los límites del Imperio romano. Había llegado a Persia, Armenia, Arabia, Etiopía y empezaba a penetrar en el mundo anglosajón (Alemania, Inglaterra...).

En la segunda mitad de este siglo surgió un movimiento de destacados obispos, conocidos como "Padres de la Iglesia", que durará hasta finales del siglo VI. Se trata de grandes personalidades proféticas que se distinguieron por su sabiduría y santidad.

Los Santos Padres, al igual que los monjes del desierto, fueron en su tiempo una luz para toda la Iglesia, y lo siguen siendo a lo largo de la historia. Algunos de estos Santos Padres procedían de la experiencia del desierto. Y frente a las grandes diferencias sociales que el nuevo "imperio cristiano" estaba creando, denunciaron severamente esta situación. Salieron en defensa de los pobres y marginados.

Unos eran de cultura griega: Padres de Oriente. Otros de cultura latina: Padres de Occidente.

1. Padres de Oriente:

Aparecen en el marco de las controversias teológicas, que vimos en los capítulos anteriores. Ellos contribuyeron notablemente a iluminar el camino.​

* San Atanasio.

Nació en el año 295. Patriarca de Alejandría. Durante cuarenta años fue la lumbrera de los concilios. Gran teólogo y apologeta.​

* San Basilio.

Nació en Cesarea de Capadocia. Fue formado en las escuelas de Cesarea, Constantinopla y Atenas. Después se retiró al desierto. Siendo monje fue ordenado sacerdote en el año 364. Seis meses más tarde fue nombrado obispo de Cesarea de Capadocia. Basilio realizó una amplísima actividad pastoral. Creó instituciones benéficas al servicio de los más pobres y varias fundaciones monásticas. Este obispo fue un gran teólogo que supo orientar a la Iglesia en los momentos de confusión generada por las herejías, pero sobre todo fue un gran profeta, defensor de los pobres y de la justicia social. Pertenece a una familia de santos. Su abuelo materno, que murió mártir; su madre Emelia, su hermana Macrina, dos de sus hermanos (Gregorio y Pedro) y él mismo, son venerados como santos. ​

* San Gregorio Nacianceno.

Nació en el año 330. Era hijo del obispo de Nacianzo, llamado también Gregorio. Después de haber realizado estudios en Atenas, se retiró al desierto con su amigo Basilio. En el silencio del desierto, los dos se dedicaron al estudio del gran maestro Orígenes. En el año 362, siendo monje, fue ordenado sacerdote por su padre. Y poco después fue elegido patriarca de Constantinopla. Murió el año 390. Gregorio fue un gran defensor de la fe frente a las herejías de su tiempo. Proclamó que Cristo es una sola persona con dos naturalezas, una humana y otra divina. Su pensamiento teológico influyó notablemente en los concilios de Nicea y Constantinopla.​

* San Juan Crisóstomo.

Es una de las figuras más notables del siglo IV por su santidad, su doctrina y su incomparable elocuencia. Nació en Antioquía el año 349 en el seno de una familia profundamente cristiana. De joven vivió en el ascetismo más riguroso. Fue monje y abad en su ciudad natal, obispo de Tarso desde el año 378 y posteriormente patriarca de Constantinopla. Tenía una gran capacidad de oratoria, de ahí el nombre de Crisóstomo, "boca de oro". En sus predicaciones era fogoso y apasionado defensor de la verdad y de los pobres. Fue la lumbrera del concilio de Constantinopla. Su predicación se centraba en la persona de Cristo, la cruz, la Eucaristía y los pobres. Denunció con fuerza profética la injusticia y las desigualdades sociales. Sufrió el destierro por parte del emperador, muriendo en la región del Ponto en el año 407.​

* San Cirilo de Jerusalén.

Elegido obispo en el año 348. Fue teólogo del concilio de Nicea y Constantinopla. Impulsó la catequesis popular dirigida sobre todo a los catecúmenos. Su sede fue la basílica del Santo Sepulcro de Jerusalén. Sufrió dos veces el exilio.​

 

* San Gregorio de Nisa.

Nació en el año 335. Educado en el pensamiento de Platón y Orígenes. Contrajo matrimonio con Teosebia, una santa mujer, a la que no abandona aun cuando su hermano San Basilio, en el año 371, lo consagró obispo de Nisa. Participó en el concilio de Constantinopla. Fue un teólogo místico.

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* San Teodoro de Mopsuestia.

Nació el año 350. Durante su juventud vivió en la soledad de la vida monástica. Elegido obispo de Mopsuestia, en Cilicia. Realizó una amplia y fecunda actividad pastoral entre la gente sencilla del pueblo. Murió el año 428. Teodoro es el último de los Santos Padres griegos, aunque dos siglos más tarde sobresalieron también dos insignes teólogos y evangelizadores: San Efrén de Siria y San Juan Damasceno.

 

2. Padres de Occidente:

* San Ambrosio.

Nacido en Tréveris el año 333. Estudió derecho en Roma. Fue gobernador de Milán. Siendo todavía catecúmeno fue nombrado, por aclamación popular, obispo de Milán. En ocho días recibe el bautismo, la confirmación y la ordenación de presbítero y obispo. Seguidamente distribuyó sus riquezas entre los pobres y se dedicó enteramente a la instrucción teológica y al trabajo pastoral. Fue un excelente orador, escritor fecundo y consejero. Protestó enérgicamente cuando el emperador Máximo condenó a muerte al hereje Prisciliano. Después, en el año 390, obligó al emperador Teodosio a hacer penitencia pública tras la masacre realizada en Tesalónica. Ambrosio combatió con fuerza tanto las herejías de la época como el cesaropapismo. Son famosas sus homilías en las que reclama una mayor justicia social.​

* San Hilario.

Nace en Poiters (región de las Galias) en el año 315. Se convirtió al cristianismo meditando, junto a su esposa, el prólogo de San Juan, en el que se afirma que el Verbo se hizo carne para hacer a los hombres hijos de Dios. Su esposa y su hija fueron bautizadas con él. Poco tiempo después, en el año 350, fue elegido obispo de su ciudad natal. Hilario manifestó desde el principio una actitud muy firme frente al emperador "cristiano" Constancio, por lo que éste lo desterró con su familia al Asia Menor. Fue un destacado teólogo apologeta y profeta. Combatió la herejía del arrianismo. Enfermo, regresó a su tierra, donde murió en el año 367.

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* San Jerónimo.

Nació en Dalmacia (hoy Yugoslavia) en el año 347. De cultura latina. Fue bautizado el año 365 por el papa San Liberio. Se hizo monje en el monasterio de Belén de Judá. En el año 379 recibió la ordenación sacerdotal. Consagró su vida al estudio e interpretación de las Sagradas Escrituras. Tradujo la Biblia del hebreo y del griego al latín. Muerto el papa San Liberio, le sucede el español San Dámaso, quien llama a Jerónimo a Roma como consejero personal suyo. Por influencia de San Jerónimo se promulga el Decreto de Dámaso, que aprueba la lista de los libros de la Biblia, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento. San Jerónimo fue también un gran propagador de la vida monástica. Muerto San Dámaso regresa a Belén, donde se dedica a la oración, al estudio bíblico y al combate de la doctrina pelagiana. Murió el 30 de septiembre del año 419. San Jerónimo fue un hombre muy apasionado y de temperamento impulsivo y muy celoso de sus ideas.​​

* San Agustín.

Nació en el año 354 en Tagaste, un puerto mediterráneo en el norte de África. Su padre fue un pagano y su madre una fervorosa cristiana: Santa Mónica. Estudió en Cartago, donde llevó una vida con mucho libertinaje. Buscando la verdad, abrazó la doctrina maniquea. Convivió con una mujer con quien procreó un hijo, llamado Adeodato. Ejerció la profesión de maestro en Tagaste y después en Cartago, Roma y Milán. A los 30 años de edad se convirtió al cristianismo, al que se entregó enteramente.​ Después de la muerte de su madre regresa a Tagaste, donde con su hijo Adeodato y otros jóvenes inicia una experiencia de vida monacal. La comunidad asumió un estilo de vida austera. "Comía sólo verduras, frutas y legumbres, rara vez carne, y bebía agua y vino". Agustín fue ordenado sacerdote y obispo de Hipona por elección popular. Murió en el año 430. Agustín de Hipona fue un gran maestro espiritual. Son famosas sus Confesiones, Sermones y el libro La Ciudad de Dios.

* San Gregorio Magno.

Fue alcalde de Roma por muchos años. Dejándolo todo ingresó en un monasterio benedictino y, poco después, fue elegido papa (590-604). Se distinguió por:

- Su opción por los pobres, enfermos y marginados.

- Su espíritu evangelizador. Organizó la evangelización de los anglos (ingleses). Impulsó la redacción de numerosos libros sobre la vida de los santos para despertar el deseo de santidad en el pueblo cristiano.

​​- Su desarrollo de la liturgia y canto religioso, llamado posteriormente gregoriano. No impuso, sin embargo, la liturgia romana a otros pueblos, cuyas tradiciones respetó. Dijo: "Que los templos de los ídolos de los ingleses no se destruyan, sino solamente las imágenes de los ídolos que hay en ellos... De esta manera, viendo que sus templos no son destruidos, el pueblo podrá llegar más fácilmente a los lugares que le son familiares".

 

Sin embargo, por otra parte impulsó el poder temporal (político) de los papas, convirtiéndose él en el gran señor de Occidente, como si fuera un emperador.​

 

* San Isodoro de Sevilla.

Nació el año 560 en Cartagena (España), de familia visigoda convertida al cristianismo. Hermano de San Leandro, San Fulgencio y Santa Florentina. Fue monje y obispo de Sevilla. Lumbrera intelectual, autor de las Etimologías, que recopila todos los conocimientos de su época. Hace una reelaboración cristiana de todos los campos del saber. Murió en el año 636. En esta época sobresale el papa San Dámaso, como ya señalamos, quien estuvo al frente de la Iglesia desde el año 366 al 384. Fue protector de San Jerónimo y conciliador entre las distintas corrientes que había en la Iglesia. Poeta e impulsor del culto a los mártires. A él se debe la creación del año litúrgico.​

3. Aporte de los Santos Padres a la vida de la Iglesia y a la sociedad:

Los Santos Padres impulsaron obras de caridad y levantaron centros de atención a los pobres, huérfanos, enfermos, peregrinos y viajeros, llamados "casas de los pobres". Así empezaron, por primera vez en la historia, las instituciones de asistencia a los necesitados, que serán origen e inspiración de las instituciones públicas (hospitales, orfanatos, asilos, seguridad social...) que siglos después asumirían los Estados civilizados.

Los Santos Padres fueron hombres de Dios, profetas de la unidad de la Iglesia y defensores de los pobres. Denunciaron con fuerza la injusticia social del sistema imperial. He aquí algunos textos:

"Si cada uno se contentase con lo necesario y dejase a los indigentes lo que no necesita, entonces no habría ricos ni pobres... El que despoja a un hombre de su vestimenta es un ladrón. El pan que tu guardas pertenece al hambriento, al desnudo el abrigo que guardas en tus cofres. Al descalzo el zapato que se pudre en tu casa. Al mísero, la plata que escondes. Tú cometes tantas injusticias cuantas son las personas a quienes evitas dar lo que puedes y compartir con ellas" (San Basilio. Homilía contra la riqueza, 6.P.G. 31,277).

"Dios al comienzo, no ha creado al uno rico y al otro pobre. Él ha entregado a todos la misma tierra para que la cultivaran. ¿Cómo es, entonces, que si la tierra es común, tú tienes muchas hectáreas y tu prójimo carece de ella? No es tu bien el que distribuyes al pobre. Le devuelves parte de lo que le pertenece, porque te quedaste con lo que Dios entregó a todos. La tierra a todos pertenece, no sólo a los ricos" (San Basilio. Homilía contra la riqueza, 6.P.G. 31,276).

"Conozco a muchos que ayunan, oran, gimen, practican toda clase de obras de piedad que no afectan sus bolsillos y que, al mismo tiempo, no dan nada a los necesitados. ¿Para qué sirven sus méritos? El reino de Dios está cerrado para ellos" (San Basilio. Homilía VII, 1,3-4).

"Dios no hizo a unos ricos y a otros pobres. Él dio la tierra para todos. Los frutos de la tierra deben ser comunes para todos... Las palabras "mío" y "tuyo" son motivo y causa de discordia... La comunidad de bienes es una forma de existencia más adecuada a la naturaleza de la propiedad" (San Juan Crisóstomo. Epístola a los Romanos).

"No es parte de tus bienes lo que tú das al pobre. Lo que le das, le pertenece, porque lo que ha sido dado para el uso de todos, tú te lo apropias. La tierra ha sido dada para todo el mundo y no solamente para los ricos" (San Ambrosio. Patrología Latina, 14).

Es interesante ver cómo los Santos Padres mantuvieron firme el espíritu evangélico y la libertad de espíritu frente a la corriente que soplaba en la Iglesia de búsqueda de poder y riqueza. San Hilario de Poitiers, gran defensor de las declaraciones del Concilio de Nicea, denuncia al emperador Constancio en un sermón, diciendo:

"¡Ojalá hubiera vivido en los tiempos de Nerón o de Decio!... me hubiera considerado feliz resistiendo frente a los enemigos declarados... Pero ahora tenemos que resistir y luchar contra un perseguidor insidioso, contra un enemigo engañoso, contra el anticristo Constancio. Este nos apuñala por la espalda, pero nos acaricia el vientre. Nos confisca nuestros bienes, pero nos enriquece para la muerte. Nos destruye el camino de la libertad metiéndonos en la cárcel, pero nos honra en su palacio para esclavizarnos. Nos desgarra nuestras carnes, pero destroza nuestra alma con su oro...

Confiesa a Cristo para negarlo... Reprime herejías para destruir a los cristianos. Honra a los sacerdotes para que no haya obispos. Construye iglesias para demoler la fe. Por todas partes lleva el nombre de Dios a flor de labios, pero hace todo lo que puede para que nadie crea que Él es el Dios y Señor de todos... Distribuye entre sus seguidores sillas episcopales, sustituyendo a los buenos por malvados... Consigue ser perseguidor sin hacer mártires". (San Hilario de Poitiers. Contra Constantium Imperatorem, 4-5; PG 10,580).

Otro tanto ocurre con la actitud profundamente crítica de San Ambrosio, obispo de Milán, en relación al emperador Teodosio. Igualmente San Jerónimo declara:

"Desde que la Iglesia vino a estar bajo emperadores cristianos, ha aumentado su poder y riqueza, pero ha disminuido su fuerza moral". (Vita S. Malchi, 1, PL 23,55B).

Fuente: "Historia de la Iglesia Católica" - 25 Edición- Fernando Bermúdez, Diócesis de San Marcos, Guatemala. Editorial Católica Kyrios. Autorizado por: Monseñor Álvaro Leonel Ramazzini Imeri, Obispo de San Marcos.

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